El grupo islamista Hamás ha confirmado un acuerdo con Israel para la liberación de cientos de prisioneros palestinos que debieron ser liberados el pasado sábado. Esta liberación se llevará a cabo simultáneamente con la entrega de cuerpos de rehenes israelíes, prevista para este jueves.
El anuncio se realizó a través de un comunicado en sus canales oficiales en la madrugada del martes, tras una serie de negociaciones en El Cairo. Una delegación de Hamás, encabezada por Khalil al Hayya, se reunió con funcionarios egipcios para discutir los detalles sobre el alto al fuego, el intercambio de prisioneros y las siguientes etapas de las conversaciones de paz.
En el comunicado, Hamás destacó que durante las reuniones se reafirmó su compromiso con el cumplimiento de todos los términos acordados en la tregua, incluida la liberación de los prisioneros palestinos.
La resolución del retraso en la liberación de los 620 prisioneros, inicialmente prevista para el pasado sábado, es parte de este acuerdo. Estos prisioneros son parte de un intercambio que comenzó con la liberación de seis rehenes israelíes por parte de Hamás, así como la entrega de los cuerpos de cuatro más.
El acuerdo establece que los prisioneros palestinos serán liberados junto con los cadáveres de los rehenes israelíes en un acto coordinado. Además, se contempla la liberación de mujeres y niños palestinos.
Según lo pactado, el intercambio de prisioneros y cuerpos será completado antes del fin de la tregua, previsto para el próximo fin de semana. Hamás debe entregar cuatro cuerpos más este jueves, como parte de la primera fase del acuerdo.
La liberación de los prisioneros palestinos fue inicialmente programada tras el intercambio de seis rehenes israelíes y cuatro cadáveres, pero el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, retrasó la liberación de los prisioneros, exigiendo garantías sobre la liberación de los próximos rehenes.
Netanyahu también expresó su desacuerdo con las ceremonias que Hamás organiza, donde los rehenes israelíes liberados son mostrados públicamente y obligados a dar discursos, algo que Israel considera una humillación.