Es un debate en televisión y no se hizo televisión.
Los acuerdos entre representantes de candidatos evitaron que las cámaras permitieran hacer tomas secundarias y se mantuvieran en una sola posición. Nadie vio la primera foto presentada por Andrés Manuel López Obrador ni otra que aportó Enrique Peña Nieto; las gráficas con las que maniobró Quadri no señalaban nada; la limitante en una sola toma de cada candidato generó desinformación.
Es preciso avanzar en este tema; hoy la tecnología permite que la televisión sea aportadora de mensajes en texto, video, audio y hasta de recepción-envío de datos; los acuerdos en contra de los avances tecnológicos basados en las ventajas y desventajas de unos y otros, propicia un desperdicio de tiempo y perder la oportunidad de saber más de los contendientes.
Imagine usted amable lector que en el momento en que los candidatos mostraron las fotografías, éstas hubieran aparecido en pantalla completa o que en su caso, videos o aspectos que los candidatos –vía productores personales- se presentaran al auditorio. Otra cosa sería.
Los moderadores no deben ser periodistas
Definitivamente el moderador –mientras persista el esquema acartonado- no debe corresponder a un periodista. El profesional en este oficio debe preguntar de acuerdo a su criterio, a su experiencia y de acuerdo al sentir de la sociedad.
Ser moderador en este tipo de ejercicios –con el formato actual- otorga publicidad y oportunidad, pero está muy alejado del respeto al oficio periodístico. Sin menosprecio a la tarea de los compañeros, debe ser un experto en la conducción televisiva o un locutor profesional, toda vez que el esfuerzo va en el sentido de leer textos y dominar el estudio de televisión, manejo de cámaras y resolver incidentes en la transmisión.
Pero tratar de dar credibilidad al encuentro con la invitación a un periodista que no explota ni ejerce su profesión, es una ofensa que ya no debemos permitir.
La edecán
La sorpresiva aparición de una chica con tremendo escote para acercar la urna con los papeles, que definiría el lugar de participación de los candidatos, ha sido motivo de todo tipo de comentarios.
El objetivo de la modelo y de su promotor se alcanzó, no solamente logró la fama en 30 segundos; sino que hasta su imagen ha circulado en todas las poses en internet y se ha publicado en diarios de toda la república. Quien definió la estrategia ganó el debate y mucho dinero por venir.
Por supuesto que coincidimos en la inadecuada vestimenta de la modelo en cuestión y del erróneo mensaje que se envía a la sociedad. La imagen de un Quadri distraído por la coqueta dama, el congelamiento de la pantalla para lograr la visión que tuvieron Peña Nieto, Andrés Manuel, Gabriel Quadri y ni modo, Josefina Vázquez Mota, ganaron espacio al contenido; al fondo diría el tabasqueño.
Pero en fin. El momento fue divertido y dejo mudos a muchos sorprendidos televidentes; ni que decir de los candidatos.
La encuestarrobas
En eso se han convertido las empresas que se supone –vía método científico- miden el sentir de un universo en torno a algún tema específico. Cobran lo que quieren y difunden lo que se les pide; roban a quien les paga y engañan a la sociedad.
Es de sentido común deducir que cuando una parte dice negro, otra blanco y una más pinto, por lo menos dos mienten. En lo jurídico, el juez sirve de arbitro, al advertirse que una de las partes solamente tiene la verdad jurídica, la otra miente o utiliza argucias para delinquir; claro, en el mundo del deber ser.
Las empresas encuestadoras –nosotros las llamamos encuestarrobas- arrojaron en cuestión de minutos –tras el debate- resultados contradictorios, encontrados; falsos debemos decir. Todos mienten. Imagínese que dificultad identificar a la que dice la verdad.
Al aire
Nos encontramos en punto de las 6 y hasta las 9 por la 103.7 de F.M. Son 180 minutos de Periodismo Trascendente; espacio dedicado al análisis, al compromiso editorial, a la entrevista imparcial, y a la información sin matices.