La obra de Slavenka Drakulić también abarca el periodismo y el ensayo. A principios de los noventa se vio obligada a salir de Croacia al ser acusada de ser bruja –junto con otras escritoras– por los ultranacionalistas.
El Nobel a Beckett le fue otorgado «por su escritura, que, renovando las formas de la novela y el drama, adquiere su grandeza a partir de la indigencia moral del hombre moderno».