Tras las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, el recalentado se vuelve una práctica habitual en muchos hogares. Aunque resulta práctico y sabroso, conservar alimentos cocinados por más tiempo del recomendado puede representar un riesgo para la salud si no se almacenan de forma correcta.

Especialistas en seguridad alimentaria advierten que las sobras no deben guardarse de manera indefinida, aun cuando se mantengan refrigeradas y en recipientes herméticos. Organismos como la Food and Drug Administration y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos señalan que el control del tiempo y la temperatura es clave para prevenir la proliferación de bacterias.
De acuerdo con estas instituciones, los platillos preparados pueden conservarse en el refrigerador hasta por cuatro días. Si no se planea consumirlos dentro de ese periodo, la alternativa más segura es congelarlos, ya que después de ese lapso el riesgo de intoxicación alimentaria aumenta de forma considerable.

Mantener el refrigerador a una temperatura menor a 4 grados centígrados es fundamental. Las variaciones constantes de frío o el uso de envases mal cerrados reducen la vida útil de los alimentos y aceleran su descomposición.
En general, las carnes cocidas como pollo, pavo o res se mantienen en buen estado entre tres y cuatro días. En contraste, pescados, mariscos y preparaciones con huevo deben consumirse antes, preferentemente dentro de uno a dos días.

Las sopas, guisos y platillos con salsas o crema pueden durar varios días en refrigeración, aunque con el paso del tiempo suelen perder sabor y textura. Los alimentos que contienen mayonesa son especialmente delicados, pues su calidad se deteriora con rapidez y no toleran el almacenamiento prolongado.
Ante este escenario, los expertos recomiendan etiquetar los recipientes con la fecha de preparación y desechar cualquier alimento que presente olor, consistencia o apariencia inusual, con el fin de evitar riesgos a la salud al consumir el recalentado.
