Cada 12 de diciembre, los alrededores de la Basílica de Guadalupe se llenan de fe, color y sabor. Entre los elementos más representativos de esta celebración destacan las populares gorditas del atrio, un bocado suave por dentro, ligeramente dorado y profundamente ligado a la memoria gastronómica mexicana.
Este dulce típico, presente fuera de numerosos templos del país, es un imperdible para quienes recorren la Villa durante el Día de la Virgen. Su textura esponjosa, el toque especiado y el aroma cálido que invade el ambiente al prepararse las convierten en uno de esos antojos que permanecen en el recuerdo.
Si deseas celebrar la fecha o simplemente disfrutar este clásico desde casa, puedes hacerlo con una receta sencilla que recrea su sabor tradicional. Son perfectas para acompañar un café y añadir un momento casero y reconfortante a tu día.
Ingredientes:
- 250 g de harina para tortillas de maíz
- 70 g de harina de trigo
- 170 g de agua
- 150 g de azúcar
- 30 g de manteca
- 30 g de mantequilla
- 2 huevos
- 1 cucharadita de polvo para hornear
- 1/2 cucharadita de canela
- Esencia de vainilla al gusto
Preparación:
1._ Mezcla los ingredientes secos en un tazón amplio.
2._ Incorpora la manteca y la mantequilla hasta lograr una textura arenosa.
3._ Bate los huevos con la vainilla y agrégalos a la mezcla.
4._ Añade el agua poco a poco hasta obtener una masa suave y homogénea.
5._ Cubre con plástico y deja reposar 15 minutos.
6._ Forma discos de medio centímetro de grosor.
7._ Cocina en un sartén antiadherente a fuego medio hasta dorar por ambos lados.
8._ Deja enfriar ligeramente y sirve.
La masa ideal debe parecerse a la de las tortillas: manejable, no pegajosa y firme al presionarla sin que los bordes se rompan. Si lo requieres, ajusta con un poco más de harina o agua. Puedes moldearlas a mano o con una máquina para tortillas; ambas alternativas funcionan bien.
Una vez listas, disfrútalas solas o acompañadas con cajeta, leche condensada o tu dulce favorito. Y si quieres replicar la experiencia de la Villa, envuelve varias en papel china para crear los típicos paquetitos que suelen venderse fuera de la Basílica, un detalle que completa el encanto de este clásico mexicano.
