Tener un perro implica una gran responsabilidad, pues además de ser compañeros leales y parte importante de la familia, también requieren atención a su bienestar emocional. Aunque suelen brindar apoyo y alegría, estos animales pueden desarrollar problemas psicológicos que afecten su comportamiento y estado de ánimo.
Por ello, los especialistas recomiendan que los dueños estén atentos a cualquier cambio en sus rutinas o actitudes. Si se detectan signos de tristeza, apatía o desinterés, es fundamental acudir con un veterinario o etólogo para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuados.

¿Cómo saber si tu perro tiene depresión?
De acuerdo con el sitio oficial de la marca de alimento para mascotas Purina, los perros, al igual que las personas, pueden experimentar episodios de depresión o mal humor, aunque su origen no suele ser tan complejo.
Entre las causas más comunes se encuentran los cambios en la rutina, el entorno o el grupo familiar, así como el estrés crónico, la ansiedad por miedo o fobias, y un estilo de vida poco estimulante.
Estos son algunos de los síntomas más frecuentes que pueden indicar que tu perro atraviesa un cuadro depresivo:

Comportamiento huraño: muestra poco interés por jugar, pasear o realizar actividades que antes disfrutaba.
Falta de energía: duerme más de lo habitual o se muestra apático.
Pérdida de apetito: come menos o modifica sus hábitos alimenticios.
Inquietud: presenta dificultades para dormir o cambios en sus patrones de sueño.
Alteraciones de conducta: mastica objetos, intenta escapar, se vuelve más reactivo, pierde el control de esfínteres o muestra agresividad.

Si notas que tu mascota tiene alguno de estos comportamientos y no identificas una causa clara, es recomendable acudir con un veterinario para recibir orientación profesional y ayudar a que tu perro recupere su bienestar emocional.
