Las semillas de papaya, habitualmente desechadas al comer la fruta, se han ganado atención por sus posibles beneficios para la salud del hígado cuando se consumen con moderación.
Esta fruta tropical es reconocida por sus propiedades digestivas, pero sus semillas contienen compuestos como la papaína y la carpaína, con acción antioxidante, antiinflamatoria y antiparasitaria. Estas sustancias ayudan a proteger las células hepáticas del estrés oxidativo y favorecen la regeneración celular. Además, su alto contenido de fibra contribuye a un tránsito intestinal saludable, apoyando la eliminación de toxinas que afectan la función del hígado.
Cómo consumirlas
Especialistas recomiendan ingerir entre cinco y diez semillas de papaya al día. Se pueden masticar en ayunas, triturar y disolver en agua o mezclar con jugo natural. Es importante no exceder esta cantidad, ya que el consumo excesivo puede causar molestias digestivas o afectar riñones y otros órganos.
Para evitar acumulaciones innecesarias de compuestos activos, se aconseja consumirlas en ciclos, por ejemplo, durante una semana con pausas posteriores.
Precauciones
No todas las personas pueden beneficiarse del consumo de semillas de papaya. Están contraindicadas en mujeres embarazadas, personas con gastritis severa, úlceras o enfermedades inflamatorias digestivas. Quienes toman anticoagulantes o diuréticos deben consultar a un médico para prevenir posibles interacciones adversas.
En conclusión, las semillas de papaya pueden ser un complemento natural que favorece la salud del hígado, siempre dentro de una dieta equilibrada y un estilo de vida saludable. No reemplazan tratamientos médicos ni deben considerarse un remedio definitivo.