En muchos hogares de México y Latinoamérica, poner la tortilla sobre la flama es una costumbre cotidiana. Aunque parece un método rápido y aporta un toque ahumado que algunos disfrutan, especialistas advierten que esta práctica puede representar un riesgo para la salud.
¿Qué ocurre al poner la tortilla en el fuego?
Cuando el alimento entra en contacto directo con la llama, se genera un proceso de combustión incompleta. Esto provoca la liberación de hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) y otras sustancias tóxicas, similares a las que aparecen al quemar carne o carbón. De acuerdo con organismos internacionales de salud, estos compuestos se consideran potencialmente cancerígenos.
Además, el contacto con la flama ocasiona que partes de la tortilla se quemen y se carbonicen, lo que incrementa la presencia de estas sustancias dañinas. Aunque a simple vista pueda parecer inofensivo, el consumo frecuente de alimentos con zonas quemadas puede acumular compuestos perjudiciales en el organismo.
Posibles daños a la salud
Los especialistas señalan que esta práctica puede provocar:
- Irritación en el sistema digestivo.
- Aumento de radicales libres en el cuerpo.
- Mayor probabilidad de desarrollar enfermedades crónicas con el tiempo.
- Riesgo de quemaduras al manipular la tortilla directamente en la flama.
Alternativas más seguras
Existen opciones sencillas para calentar tortillas sin comprometer la salud:
- Usar un comal de hierro, barro o antiadherente, que distribuye el calor de manera uniforme.
- Calentarlas en sartén a fuego medio, evitando que se quemen.
- Utilizar hornillas o comales eléctricos, que cumplen la misma función sin exponer el alimento al fuego directo.
Aunque el sabor ahumado pueda resultar atractivo, es importante considerar que la salud está en juego. Con pequeños cambios en la cocina es posible mantener las tradiciones sin poner en riesgo el bienestar.