Aunque no son un ejemplo de alimentación saludable, las sopas instantáneas Maruchan siguen siendo populares por su sabor, practicidad y bajo costo. Una de sus características más debatidas ha sido la autenticidad de los pequeños camarones que incluyen algunas presentaciones.
Para sorpresa de muchos, estos mariscos son reales. No se trata de piezas artificiales o decorativas, sino de camarones auténticos sometidos a un proceso industrial llamado liofilización, una técnica común de conservación de alimentos.
Este procedimiento —también conocido como deshidratación por congelación— consiste en congelar el alimento y luego eliminar su humedad bajo presión reducida. El resultado es un producto más ligero, con textura crujiente y apariencia diferente, pero aún comestible.
Gracias a la liofilización, los camarones pueden conservarse durante largos periodos sin necesidad de refrigeración, manteniendo buena parte de su valor nutricional. Sin embargo, el proceso también altera el sabor y la sensación al masticarlos, lo que puede afectar la experiencia del consumidor.
Más allá de su autenticidad, las sopas instantáneas enfrentan críticas por su contenido nutricional. Entre sus principales desventajas se encuentran:
- Altos niveles de sodio, que pueden elevar la presión arterial.
- Bajo aporte de nutrientes esenciales.
- Presencia de aditivos, colorantes y grasas saturadas.
Aun así, su accesibilidad y rápida preparación las convierten en una solución común en muchos hogares, sobre todo en contextos de poco tiempo o escasos recursos.
Especialistas recomiendan consumirlas con moderación y, en lo posible, complementar su preparación con ingredientes frescos y saludables. Así, se puede disfrutar de su sabor —incluido el de los camarones verdaderos— sin comprometer la salud.