Hacer ejercicio va mucho más allá de quemar calorías o tonificar los músculos. Cada vez que entrenas, tu cuerpo pone en marcha un complejo sistema de señales químicas que impactan directamente en tu mente, emociones y metabolismo. Las principales protagonistas de este proceso son varias hormonas que se activan durante la actividad física y que tienen un papel fundamental en tu bienestar general.
Endorfinas: las aliadas de la felicidad
Conocidas como las “hormonas del bienestar”, las endorfinas se liberan especialmente durante ejercicios de alta intensidad como correr, nadar o levantar pesas. Su función principal es reducir el dolor físico actuando como analgésicos naturales, pero también generan una sensación de euforia conocida como runner’s high. Además, elevan el estado de ánimo y pueden disminuir síntomas de ansiedad o depresión.
Adrenalina: energía en movimiento
La adrenalina se libera cuando el cuerpo enfrenta situaciones de esfuerzo o desafío, como ocurre durante una sesión de entrenamiento. Esta hormona acelera el ritmo cardíaco, mejora la circulación sanguínea hacia los músculos y aumenta la disponibilidad de energía al liberar glucosa. También contribuye a una mayor concentración y agilidad mental, ideal para responder de forma rápida y eficaz.
Dopamina: motivación en cada repetición
Relacionada con el placer, la recompensa y la motivación, la dopamina aumenta con el ejercicio, especialmente cuando se logra una meta. Es clave para mantener la constancia en el entrenamiento, ya que refuerza la sensación de logro y satisfacción. También mejora la coordinación, la concentración y facilita el aprendizaje de nuevos movimientos o rutinas físicas.
Hormona del crecimiento: reconstrucción y desarrollo
Liberada principalmente durante ejercicios intensos, como el entrenamiento de fuerza o los intervalos, la hormona del crecimiento es esencial para la recuperación y el desarrollo muscular. Estimula la regeneración de tejidos, promueve la quema de grasa y contribuye al mantenimiento de huesos, piel y órganos saludables.
Insulina: eficiencia metabólica
Durante el ejercicio, los niveles de insulina bajan para permitir que el cuerpo libere glucosa. Sin embargo, después de entrenar, la sensibilidad a esta hormona mejora considerablemente. Esto ayuda a que el organismo utilice mejor la glucosa disponible, facilite la síntesis de glucógeno (reserva de energía en músculos e hígado) y mejore el metabolismo en general, reduciendo el riesgo de resistencia a la insulina.