Técnicas como el tejido, la costura, el bordado y la cerámica, que durante años fueron vistas como pasatiempos anticuados, están viviendo un inesperado renacimiento entre las nuevas generaciones. Jóvenes de 20 a 30 años están retomando estas actividades con entusiasmo, impulsados por la necesidad de desconectar del mundo digital, redescubrir lo hecho a mano y conectar con sus raíces familiares.
Lo artesanal está de moda
La tendencia ha crecido tanto que eventos dedicados al tejido, como la feria Love Yarn Madrid, ya atraen a miles de asistentes, entre ellos jóvenes que buscan aprender o perfeccionar técnicas tradicionales. Y aunque parezca irónico, las redes sociales han sido clave en este boom: plataformas como TikTok, Instagram y Pinterest están llenas de tutoriales, ideas y contenido creado por influencers del llamado granny core, un estilo que reivindica lo que antes se consideraba “de abuelita”.
Más que un hobby: una forma de bienestar
Tejer, bordar o pintar cerámica no solo son actividades relajantes, también ayudan a reducir el estrés y mejorar la concentración. Según estudios médicos, estas prácticas manuales tienen beneficios emocionales y mentales comparables a una terapia, pues permiten desconectarse de las pantallas, sentirse productivo y aumentar la autoestima al ver resultados tangibles. En un mundo saturado de información y estímulos digitales, hacer algo con las manos puede ser un verdadero respiro.
Conexión con el pasado y con la familia
Uno de los aspectos más valiosos de este regreso a lo artesanal es la posibilidad de recuperar tradiciones familiares. Muchos jóvenes están aprendiendo a tejer o bordar con sus abuelas o madres, fortaleciendo vínculos y compartiendo tiempo de calidad. Estas técnicas se convierten en un legado cultural y afectivo que trasciende generaciones.
Emprendimiento desde casa
Durante la pandemia, muchas personas comenzaron a vender productos hechos a mano a través de Etsy, Instagram, o tiendas en línea propias. Esto no solo permitió generar ingresos extra, sino que también ayudó a revalorar la moda artesanal y fomentar el slow fashion: una forma más consciente, ética y sostenible de consumir ropa y accesorios. Marcas como Dior, Valentino o Ganni han incorporado técnicas tradicionales en sus colecciones, reforzando esta tendencia.
¿Moda pasajera o cambio real?
Ya sea como pasatiempo, fuente de ingresos o vía de expresión, las manualidades están dejando de ser “cosa del pasado” para convertirse en un fenómeno actual con impacto cultural, económico y emocional. Y lo más interesante es que esta nueva ola creativa no parece tener fecha de caducidad.