En 2025, el mundo del bienestar da un nuevo giro con una tendencia que combina lujo, autocuidado y aromaterapia: usar perfume para dormir. Más allá de un gesto estético, esta práctica se ha convertido en un ritual emocional y sensorial que busca mejorar el descanso y conectar con un estado de ánimo positivo antes de dormir.
Al igual que Marilyn Monroe popularizó el uso de unas gotas de Chanel No. 5 como único acompañante nocturno, hoy en día muchas personas incorporan fragancias suaves y sofisticadas como parte de su rutina de noche. La razón va más allá del glamour: ciertos aromas pueden inducir relajación, evocar bienestar e incluso ayudar a “manifestar” estados mentales positivos mientras dormimos.
Entre las fragancias recomendadas destacan:
Flower, de Kenzo: con notas atalcadas de violeta, rosa búlgara y vainilla, transmite una sensación de limpieza, calma y confort ideal para conciliar el sueño.
Thé Matcha 26, de Le Labo: con té verde, higo y maderas suaves, es una mezcla minimalista perfecta para quienes valoran la tranquilidad y los rituales lentos.
Agua Fresca de Azahar, de Adolfo Domínguez: combina flor de azahar, neroli y almizcle para cerrar el día con un toque de alegría y frescura natural.
No. 5 L’Eau, de Chanel: una versión ligera y chispeante del clásico, ideal para dormir con un aura elegante y reconfortante.
You, de Glossier: íntimo y cálido, se fusiona con la piel gracias a sus notas de almizcle, iris y ambreta, como una segunda piel olfativa.
L’Eau d’Issey, de Issey Miyake: fresco, acuático y floral, evoca serenidad con flor de loto y melón, ideal para quienes buscan equilibrio y armonía nocturna.
Más que una moda, usar perfumes suaves antes de dormir es parte de una tendencia creciente en el bienestar emocional: dormir bien, pero también soñar bonito y en clave de lujo personal. Un pequeño gesto que transforma la rutina en una experiencia sensorial y revitalizante.