La silla romana se ha convertido en una herramienta popular entre quienes buscan mantenerse en forma sin salir de casa. Este aparato, económico y versátil, permite fortalecer glúteos, abdomen y espalda baja con el propio peso corporal, siendo ideal para quienes desean montar su propio gimnasio en casa.
Aunque su estructura puede parecer compleja al principio, su uso es sencillo una vez que se conoce. La silla romana es, en esencia, un banco inclinado que permite realizar ejercicios como extensiones de espalda, abdominales y oblicuos, ayudando a trabajar de manera profunda el core y los músculos posturales.
Además, puede complementarse con mancuernas o pesas rusas para añadir intensidad a rutinas como flexiones, fondos de tríceps y ejercicios de fuerza. Su diseño permite un rango de movimiento mayor que el de otros aparatos, haciendo más efectiva cada repetición.
Entre los beneficios destaca su capacidad para mejorar la postura, reducir tensiones en la cadera —especialmente en personas que pasan muchas horas sentadas— y prevenir desequilibrios musculares que pueden derivar en lesiones. También es útil para activar los glúteos e isquiotibiales sin depender de otros músculos.
Algunos ejercicios recomendados son:
Extensiones de espalda, ideales para fortalecer glúteos y zona lumbar.
Abdominales en silla romana, que activan profundamente el core sin sobrecargar la espalda baja.
Ejercicio “I, Y, T”, para trabajar hombros y parte superior de la espalda.
Plancha lateral, que tonifica los oblicuos manteniendo una postura controlada.
Por su precio accesible y los múltiples beneficios que ofrece, la silla romana es una excelente inversión para quienes desean entrenar de forma efectiva y segura desde casa.