Cuando el calor aprieta o se antoja algo dulce y cremoso, un milkshake de fresa es siempre una opción infalible. Este clásico batido, ideal para meriendas, desayunos especiales o como postre, combina fresas naturales, leche y helado para lograr una bebida suave, refrescante y con el punto justo de dulzura.
Aunque se puede encontrar en muchas cafeterías, nada se compara con esta versión casera, fácil de preparar y con un sabor mucho más auténtico.
Ingredientes para 2 personas:
500 g de fresas frescas
300 ml de leche
4 bolas de helado de cheesecake de fresa
1 cucharada de azúcar
1 cucharadita de esencia de vainilla
Nata montada para decorar
Preparación (5 minutos):
1. Lava bien las fresas, quítales el rabito y córtalas por la mitad.
2. Colócalas en un recipiente con el azúcar y la vainilla, mezcla bien y congélalas durante 1 hora.
3. Una vez congeladas, tritura las fresas con la leche hasta obtener una mezcla homogénea.
4. Añade el helado y vuelve a triturar hasta que quede un batido cremoso.
5. Sirve de inmediato y decora con nata montada y una fresa cortada por la mitad.
Con esta receta sencilla y rápida, podrás disfrutar en casa de un milkshake de fresa, ideal para cualquier momento del día.