Aunque parezca contradictorio, escuchar música triste cuando estamos pasando por un mal momento puede ayudarnos a sentirnos mejor, y la ciencia tiene una explicación clara para ello. Según diversos estudios, estas canciones estimulan la liberación de prolactina, una hormona que genera sensaciones de consuelo y calma emocional.
La prolactina, producida por la hipófisis en el cerebro, es conocida principalmente por su rol en la lactancia, pero también influye en la regulación del estado de ánimo. Al escuchar música melancólica, como la de Adele, Lana del Rey o incluso corridos tristes, esta hormona actúa como una especie de "abrazo químico", ayudándonos a procesar emociones negativas y encontrar un momento de tranquilidad.
Si bien no todas las personas reaccionan igual, muchos reportan una sensación de alivio después de dejarse llevar por canciones tristes. Por eso, no es raro que poner esa playlist emocional en días difíciles no solo sea normal, sino una forma natural de autocuidado emocional.