En un mundo donde las rutinas de cuidado facial incluyen cada vez más pasos y productos, una nueva propuesta gana fuerza: el skin fasting, o "ayuno de la piel". Esta práctica invita a reducir el uso de cosméticos para darle un descanso a la piel y permitirle recuperar su equilibrio natural.
El skin fasting no significa descuidar el rostro, sino simplificar la rutina a lo esencial: un limpiador suave, una hidratante ligera y protector solar. Al dejar de lado sérums, exfoliantes y otros activos, se busca que la piel se autoregule, fortalezca su barrera protectora y disminuya su sensibilidad.
Entre sus posibles beneficios destacan la reducción de irritaciones, una mejor retención de humedad y mayor claridad sobre qué productos realmente necesita cada persona. Es una forma de reconectar con la piel sin saturarla.
Sin embargo, esta tendencia no es apta para todos. Personas con condiciones específicas como acné severo o piel muy seca deben consultar antes de modificar sus tratamientos. Y si se decide retomar la rutina habitual tras el ayuno, lo ideal es hacerlo de forma gradual para evitar reacciones.
En resumen, el skin fasting puede ser una herramienta útil para quienes sienten que su piel está sobrecargada o necesitan un reinicio suave en su cuidado facial.