Lidia Rubí Salgado Alarcón
Estudiante de la Escuela de Turismo UAEM
En el municipio de Temoac, Morelos, se encuentra Huazulco. Su nombre tiene origen náhuatl y significa “lugar de la vieja culebra” o “lugar de huanzontles”. Su paisaje cambia con el ritmo de las estaciones: en primavera y verano, los campos se cubren de verde con las siembras de maíz, cacahuate y frijol; pero es en noviembre cuando el amaranto viste la tierra de un tono rojizo que transforma el horizonte en una postal viva.
Las familias de Huazulco han heredado, generación tras generación, los conocimientos y técnicas para elaborar dulces típicos a base de amaranto y cacahuate, como las tradicionales alegrías, palanquetas y obleas. Con el paso del tiempo, su creatividad ha permitido diversificar estas recetas, incorporando el amaranto en platillos, bebidas y postres. Cuentan los pobladores que la diversidad de productos elaborados con este grano surgió gracias a los migrantes, que al regresar trajeron consigo nuevos saberes y recetas que hoy forman parte esencial de la identidad gastronómica de la comunidad.
El 25 de noviembre convergen la fe, tradición y sabor: se realiza la fiesta en honor a la Virgen de Santa Catarina, patrona de la comunidad. Huazulco celebra con fervor una tradición que une la fe y la gratitud por las cosechas del año. Gracias a esta festividad religiosa, se realiza la emblemática Feria del Amaranto, una muestra viva del trabajo, la creatividad y la unión comunitaria.
La feria es organizada por un comité local y reúne a productores, artesanos y familias que celebran los frutos de la tierra. El amaranto, símbolo de resistencia y esperanza, se convierte en el protagonista, con exhibiciones, venta de productos típicos y la participación de comunidades vecinas.
Más allá de la gastronomía, la feria ofrece danzas tradicionales, música en vivo y exposiciones artesanales que reflejan el orgullo, el amor a la tierra, el trabajo colectivo y la identidad de la comunidad. Así, Huazulco te espera con las puertas abiertas, invitándote a conocer una comunidad que florece con alma, historia y sabor.




FOTOGRAFÍAS: LIDIA RUBÍ SALGADO ALARCÓN
