OSVALDO GUERRERO ROJAS,
JOSÉ ANTONIO RÍOS ALEMÁN
Y ROCÍO CAMAÑO DOMÍNGUEZ
Estudiantes de la Escuela de Turismo UAEM
Tlayacapan es uno de los Pueblos Mágicos, rodeado por las montañas del Tepozteco y caracterizado por su arquitectura colonial, calles empedradas y una importante herencia cultural.
Tlayacapan, cuyo nombre en náhuatl significa "sobre la punta de la tierra", fue un
asentamiento prehispánico importante. Posteriormente, durante la época colonial, se convirtió en un punto clave para la evangelización en la región.
Hoy en día, su historia se conserva en sus edificios, costumbres y especialmente en sus numerosos templos y capillas que datan del siglo XVI, las cuales se pueden recorrer en un autobús turístico “Chinelo bus”, que también ofrece participar en un taller de elaboración de piezas de barro.
En el centro del municipio destaca el Ex Convento de San Juan Bautista, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Su arquitectura, frescos originales, además del museo de arte sacro, lo convierten en una visita obligada para los amantes de la historia y la cultura.
Tlayacapan es mundialmente conocido por sus danzas tradicionales, especialmente la de los chinelos, personajes festivos con trajes coloridos y máscaras características que forman parte esencial del carnaval local. Este carnaval, celebrado antes de la Cuaresma, es uno de los más vibrantes del país y atrae a miles de visitantes cada año.
Además, el pueblo conserva muchas de sus tradiciones artesanales, como la alfarería. Además, en noviembre, la Banda de Tlayacapan ofrece un concierto fúnebre y también en este municipio se realiza el Encuentro Nacional de Bandas, un evento de mucha trascendencia.
Gracias a su ubicación, en las faldas del cerro del Tepozteco, Tlayacapan ofrece paisajes montañosos ideales para el ecoturismo. Hay rutas de senderismo, miradores naturales y zonas ideales para meditación o temazcales, muy buscados por quienes buscan experiencias de bienestar y conexión espiritual.
La cocina tradicional de Tlayacapan merece un lugar destacado, pues en este municipio es posible degustar platillos típicos como el mole verde con tamales de ceniza, tacos de cecina, pozole rojo y dulces artesanales.
Este municipio ofrece una experiencia única para los visitantes que buscan historia, espiritualidad y tradición; su cercanía con la Ciudad de México lo convierte en un destino accesible para una visita de fin de semana o una estancia más prolongada.
FOTOGRAFÍAS: OSVALDO GUERRERO ROJAS, JOSÉ ANTONIO RÍOS ALEMÁN Y ROCÍO CAMAÑO DOMÍNGUEZ





