El economista canadiense Peter Howitt, uno de los ganadores del Premio Nobel de Economía 2025, advirtió sobre la necesidad de regular la inteligencia artificial (IA) debido a su potencial impacto en el empleo y la estructura económica mundial.
Durante una conferencia de prensa, el profesor emérito de la Universidad Brown señaló que la IA representa “posibilidades asombrosas”, pero también un gran riesgo para los trabajadores, ya que podría reemplazar empleos, incluso aquellos altamente calificados.
Howitt fue galardonado junto con el economista francés Philippe Aghion por su trabajo sobre la teoría de la destrucción creativa, un concepto que describe cómo las innovaciones tecnológicas impulsan el crecimiento económico, pero al mismo tiempo provocan la desaparición de industrias o empleos tradicionales.
El académico destacó que este fenómeno se repite cada vez que surge una gran innovación tecnológica, recordando ejemplos históricos como la revolución industrial, la expansión de la electricidad o el auge de las telecomunicaciones en los años noventa.
"No sabemos cuáles serán los efectos de la destrucción creativa", explicó Howitt en una conferencia de prensa. También aseguró que aún está por verse quién será el líder de la IA.
Sin embargo, advirtió que el avance de la inteligencia artificial podría tener un impacto aún más profundo:
"Es obviamente una tecnología fantástica con posibilidades asombrosas. Y también tiene un potencial increíble para destruir otros empleos o reemplazar mano de obra altamente calificada. Va a tener que ser regulado", sostuvo.
A sus 79 años, Howitt reconoció que todavía no existen respuestas claras sobre cómo equilibrar el progreso tecnológico con la estabilidad laboral.
“Estamos ante un gran momento en la historia de la humanidad —dijo—. Ojalá supiéramos cómo aprovechar este cambio sin dejar a nadie atrás”.
Dijo que todas esas innovaciones demostraron cómo la tecnología puede mejorar la mano de obra y no solo reemplazarla. "¿Cómo lo vamos a lograr esta vez? Ojalá tuviera respuestas concretas, pero no las tengo".
Su reflexión llega en un momento en que gobiernos, empresas y expertos debaten sobre cómo gestionar el rápido desarrollo de la IA para que sus beneficios no se vean opacados por sus riesgos sociales y económicos.