El gobierno ruso ha lanzado oficialmente MAX, una aplicación de mensajería nacional que busca reemplazar a WhatsApp a partir del 1 de septiembre, como parte de su estrategia para reforzar el control sobre las comunicaciones digitales y reducir la presencia de plataformas occidentales en el país.
El desarrollo de MAX fue ordenado directamente por el presidente Vladímir Putin y encargado a VK, la red social más grande de Rusia, conocida como el "Facebook ruso".
Esta nueva app no solo permitirá enviar mensajes y hacer llamadas, sino que también integrará funciones como pagos digitales, trámites gubernamentales y posiblemente hasta identificación oficial, al estilo de la superapp china WeChat.
A pesar de que aún se encuentra en etapa temprana, MAX ya está disponible en Google Play y ha superado el millón de descargas.
Sin embargo, expertos en tecnología advierten que su propósito va más allá de lo funcional: el verdadero objetivo sería aumentar la vigilancia estatal y restringir el acceso de los ciudadanos a plataformas consideradas "no confiables" por el Kremlin.
Esto se da en un contexto donde el gobierno ruso endurece el control sobre internet desde el inicio de la guerra en Ucrania en 2022.
A través de nuevas leyes y sanciones, ha bloqueado medios independientes, perseguido contenido “extremista” —incluyendo temas relacionados con la oposición y la comunidad LGBTI+— y establecido multas por búsquedas en línea consideradas ilegales.
Además, la amenaza de que WhatsApp, propiedad de Meta —empresa catalogada como “extremista” en Rusia— sea bloqueada, se ha vuelto más real. Algunos legisladores y figuras afines al gobierno, como el influencer Artemi Lébedev, incluso han exigido su prohibición inmediata.
Se ha confirmado también que, a partir de septiembre, varios grupos escolares y comunitarios migrarán obligatoriamente a MAX.
Aunque las autoridades aseguran que esta medida tiene como fin “proteger a la población” y garantizar la seguridad nacional, múltiples voces han señalado el avance de la censura, la vigilancia y el cierre digital en Rusia.
La instalación automática de MAX en los dispositivos de los ciudadanos es vista por muchos como un nuevo paso hacia un ecosistema digital completamente controlado por el Estado.