El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presentó un ambicioso plan nacional para acelerar el desarrollo y expansión de la inteligencia artificial (IA) en el país, con énfasis en eliminar lo que califica como "sesgos ideológicos" en los sistemas de IA generativa, y consolidar el liderazgo estadounidense en esta tecnología a nivel global.
Durante un evento sobre IA en Washington, la Casa Blanca confirmó que Trump firmará tres decretos como parte de esta nueva estrategia, que se basa en tres pilares principales: infraestructura, diplomacia tecnológica y control de contenidos ideológicos en la IA.
El anuncio marca un giro importante respecto a la política del expresidente Joe Biden, quien priorizaba la regulación, la seguridad y la comprensión de los riesgos asociados a la IA.
Impulso a infraestructura y energía
El primer eje del plan busca facilitar la construcción de centros de datos y acelerar grandes proyectos energéticos para cubrir la alta demanda eléctrica de estos sistemas.
El gobierno pretende simplificar trámites y permisos para impulsar rápidamente estas obras, consideradas fundamentales para el crecimiento de la IA en EE.UU.
Exportación y diplomacia tecnológica
En el segundo eje, Trump propone una estrategia de "diplomacia de la IA" que moviliza organismos financieros como la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional de los Estados Unidos (DFC) y el Banco de Exportación e Importación de EE.UU.
para apoyar la exportación de tecnología estadounidense. El objetivo es que los modelos de IA de Estados Unidos se conviertan en el estándar global.
“Estamos en una carrera mundial para liderar la IA, y queremos ganarla”, afirmó David Sacks, asesor principal de la Casa Blanca.
Eliminación de "sesgo ideológico"
La tercera parte del plan ha generado controversia, ya que busca prohibir el uso gubernamental de software de IA generativa que presente sesgos ideológicos, particularmente aquellos que promuevan políticas de diversidad e inclusión (DEI).
Según la Casa Blanca, estas iniciativas podrían limitar la “libertad de expresión” y representar una visión parcial de la realidad.
Grupos de derechos civiles como la ACLU y el Centro para la Democracia y la Tecnología (CDT) criticaron duramente esta directriz. Para ellos, esta postura podría eliminar salvaguardas necesarias y convertir al gobierno en una especie de "ministerio de la verdad" que impone una narrativa única sobre cómo debe operar la IA.
La administración Trump también ordenará a la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) revisar posibles contradicciones entre leyes estatales y federales, lo que podría debilitar las regulaciones locales que buscan frenar los abusos de la IA.
Esto preocupa a organizaciones civiles, que advierten sobre el riesgo de dejar sin protección a comunidades vulnerables.
Con este plan, la Casa Blanca aspira a posicionar a Estados Unidos a la vanguardia global de la IA, mientras genera un intenso debate sobre el equilibrio entre innovación tecnológica, derechos civiles y neutralidad ideológica.