Mientras los ataques aéreos entre Irán e Israel dominan los titulares, un conflicto paralelo avanza en silencio en el ciberespacio. Un grupo llamado Predator Sparrow ha intensificado sus operaciones con ataques cibernéticos precisos y cada vez más audaces contra objetivos clave iraníes.
Un frente digital que avanza con precisión
El 13 de junio, coincidiendo con bombardeos israelíes sobre instalaciones nucleares iraníes, Predator Sparrow reapareció con una ofensiva digital. El 17 de junio, el grupo reivindicó un ciberataque al banco Sepah de Irán, y al día siguiente anunció su objetivo: Nobitex, la principal plataforma de criptomonedas del país, a la que acusaron de "financiar el terrorismo" y "ayudar al régimen a evadir sanciones".
En cuestión de horas, extrajeron 90 millones de dólares de la plataforma, demostrando un nivel de planificación y ejecución poco común. Este no fue su primer gran golpe: en 2023 atacaron el sistema de tarjetas de combustible de Irán, dejando fuera de servicio gasolineras en todo el país. En 2022 filtraron documentos de grandes empresas siderúrgicas vinculadas a la Guardia Revolucionaria Iraní.
¿Quién está detrás?
Predator Sparrow no ha confirmado vínculos oficiales, pero medios como Jerusalem Post y Le Monde apuntan a una posible conexión con agencias de inteligencia israelíes. Aunque sus mensajes se publican en canales abiertos como Telegram, sus acciones parecen alineadas con los intereses estratégicos de Israel y coordinadas con sus operaciones militares.
Un nuevo campo de batalla
Este grupo ya no actúa como simple colectivo de activistas digitales: representa una nueva forma de ciberguerra, donde los ataques virtuales van de la mano con ofensivas físicas y decisiones geopolíticas. En este contexto, el ciberespacio se consolida como un frente de batalla tan real y estratégico como cualquier otro.
Predator Sparrow redefine la guerra moderna, mezclando tecnología, espionaje y estrategia en tiempo real.