El reciente accidente del Boeing 787-8 Dreamliner de Air India, ocurrido el 12 de junio tras despegar de Ahmedabad rumbo a Londres-Gatwick, ha puesto bajo la lupa el desempeño de uno de los aviones tecnológicamente más avanzados del mundo. La aeronave, que transportaba a 242 personas, se estrelló solo segundos después del despegue, dejando 204 víctimas fatales y un único sobreviviente: Vishwash Kumar Ramesh, quien viajaba en el asiento 11A.
El Boeing 787 Dreamliner es una de las aeronaves más modernas del sector comercial, diseñada con materiales compuestos ligeros, sistemas de control electrónico y una aerodinámica optimizada para vuelos de largo alcance. Su tecnología permite consumir menos combustible, reducir emisiones y mejorar la experiencia del pasajero. Sin embargo, este incidente representa el primer gran accidente de este modelo desde su introducción en 2011, lo que ha encendido alarmas en la industria aérea.
Tecnología en el centro de la investigación
Según datos preliminares, el avión no superó los 190 metros de altitud antes de perder el control. Minutos después del despegue, el piloto emitió un "Mayday" antes de que se perdiera la comunicación. Testigos afirman haber visto al avión volar con el morro hacia arriba, lo que podría indicar una falla en los flaps o problemas de configuración de vuelo, temas que actualmente están siendo analizados por la Dirección General de Aviación Civil de India (DGCA).
Videos e imágenes del impacto muestran la magnitud del daño estructural tanto en la aeronave como en la zona residencial de Meghani Nagar donde cayó. Aunque aún no hay causas confirmadas, especialistas señalan que podría tratarse de un fallo mecánico combinado con una falla humana, pese a los múltiples sistemas automatizados del 787 diseñados para evitar este tipo de incidentes.
¿Tecnología de seguridad insuficiente?
El caso de Ramesh, el único sobreviviente, ha generado preguntas sobre la ubicación de los asientos y las condiciones de seguridad estructural. Aunque iba en el asiento 11A, ubicado en una sección delantera del avión cerca de una salida, expertos aclaran que la supervivencia en un accidente de esta magnitud depende más de factores imprevisibles —como el ángulo de impacto, la estructura interna del fuselaje o incluso la desaceleración del golpe— que de la tecnología de seguridad de un solo asiento.
El modelo 787-8 cuenta con sensores avanzados, aviónica de última generación y redundancias en sus sistemas de navegación y control, pero este caso plantea si esos mecanismos son suficientes frente a fallos críticos en fases tan sensibles como el despegue.
Una aeronave avanzada, pero no infalible
Aunque el Dreamliner ha sido reconocido por su eficiencia y confiabilidad, este accidente ha desatado una revisión técnica global. Boeing, en colaboración con las autoridades indias y Air India, está analizando las cajas negras y los sistemas digitales de registro de vuelo para determinar qué salió mal. Este siniestro podría tener repercusiones en la certificación, mantenimiento y operación de aeronaves similares en todo el mundo.
Mientras tanto, Air India ha activado protocolos de emergencia y se encuentra trabajando con las autoridades y fabricantes para esclarecer los hechos. La industria aérea, por su parte, observa con atención las conclusiones de esta investigación que, además de ser trágica, podría cambiar ciertos protocolos tecnológicos de seguridad aérea.
El suceso dejó marcada a la comunidad internacional y plantea un reto urgente: cómo hacer que incluso las aeronaves más avanzadas sean más resilientes en situaciones críticas.