La nueva entrega de PROMPTING plantea un cambio de paradigma en la manera en que se están desarrollando los agentes de inteligencia artificial. A pesar de los avances, muchos de los sistemas que hoy se presentan como "agentes" siguen funcionando bajo una lógica de software tradicional, limitada a flujos de trabajo deterministas e interfaces decoradas, sin alcanzar una verdadera autonomía.
Según el análisis, la mayoría de estos productos son solo secuencias de prompts encadenados que, aunque útiles, no representan entidades inteligentes. La clave no está en cómo conectar pasos, sino en repensar qué significa tener un agente que pueda razonar, tomar decisiones y adaptarse por sí mismo.
OpenAI, en su Practical Guide to Building Agents, define a un agente como un sistema que ejecuta tareas de forma autónoma, razona con modelos de lenguaje, accede a herramientas externas y opera dentro de límites bien establecidos.
Un nuevo marco conceptual
Para diseñar agentes verdaderamente inteligentes, se propone una arquitectura simple pero potente:
Agentes: la capa cognitiva, con objetivos claros y capacidad de razonamiento.
Acciones: las herramientas o funciones que los agentes pueden ejecutar.
Interacciones: el canal entre humanos, agentes y sus acciones, como interfaces conversacionales.
Esta estructura permite ver a los agentes no como flujos estáticos, sino como inteligencias vivas con cuerpo funcional y medios de comunicación claros.
Los errores comunes en el diseño de agentes
La complejidad técnica sin inteligencia real es uno de los principales problemas. Plataformas como LangChain o LangGraph, centradas en la orquestación, pueden volverse irrelevantes ante nuevos modelos de lenguaje más capaces que simplifican las tareas para las que fueron creadas.
Por eso, el enfoque debe ir más allá de estructuras rígidas. Es necesario diseñar desde la perspectiva del agente, con énfasis en la adaptabilidad, el razonamiento y la interacción fluida.
Cinco principios clave

La IA ya no es opcional, es esencial
El CEO de Shopify lo dijo claramente:
trabajar con IA ya no es un plus, es un requisito profesional.
Hoy, la inteligencia artificial está migrando del interior de las aplicaciones a convertirse en la propia interfaz. Eso obliga a diseñadores, desarrolladores y empresas a repensar cómo construir tecnología.
La conclusión es clara, apenas estamos comenzando. Y con el marco correcto, es posible crear agentes verdaderamente útiles, inteligentes y confiables.