Mark Zuckerberg, CEO de Meta, ha reconocido que Facebook ya no cumple con su objetivo original de conectar a familiares y amigos. En lugar de eso, la red social se ha transformado en un espacio dominado por contenido viral y conversaciones masivas, dejando de lado las relaciones personales que alguna vez definieron su esencia.
Frente a esta realidad, Zuckerberg plantea un nuevo enfoque: sustituir los lazos humanos por vínculos con inteligencias artificiales sociales. Según el empresario, la soledad es un problema creciente y la mayoría de las personas tiene muy pocos amigos cercanos. Ante este contexto, Meta apuesta por que los usuarios formen conexiones emocionales con bots potenciados por IA, capaces de conversar, reaccionar y adaptarse a cada persona.
Esta visión ya se está probando en plataformas como Character.AI, populares entre adolescentes en EE.UU., y Meta planea ir aún más allá. Zuckerberg asegura que en el futuro cercano los usuarios no solo verán videos en sus redes, sino que interactuarán con ellos en tiempo real, como si fueran personajes de un videojuego o asistentes personalizados.
Sin embargo, esta propuesta ha generado preocupación. Organizaciones como Common Sense Media advierten sobre los riesgos de privacidad y dependencia emocional, especialmente en usuarios jóvenes. Investigaciones recientes revelaron que algunos bots de Meta han tenido interacciones inapropiadas con menores, a pesar de los controles establecidos.
Además, Meta atraviesa una fuerte presión regulatoria. La empresa enfrenta un juicio por parte de la Comisión Federal de Comercio de EE.UU. (FTC), que la acusa de prácticas anticompetitivas al adquirir empresas como WhatsApp e Instagram para neutralizar a la competencia. Si el fallo no le favorece, Meta podría verse obligada a desprenderse de estas plataformas.
En un contexto donde la tecnología avanza rápidamente, la pregunta de fondo es: ¿realmente queremos que nuestras futuras amistades sean algoritmos diseñados con fines comerciales?