Microsoft ha logrado un giro histórico en la industria de los videojuegos: se ha convertido en la mayor editora de contenidos en PlayStation, superando incluso a las propias compañías japonesas, mientras las ventas de su consola Xbox caen un 6%. Esta transformación refleja un cambio profundo en su estrategia: el crecimiento de Xbox ya no depende de su hardware, sino de su presencia multiplataforma.
Los resultados del último trimestre muestran la fuerza de este nuevo enfoque. El servicio Game Pass para PC creció un 45% interanual, los ingresos por contenido y servicios aumentaron un 8%, Minecraft ha alcanzado un 75% más de usuarios semanales gracias al impulso de su película, y el juego en la nube ya suma más de 150 millones de horas transmitidas.
Phil Spencer, jefe de Xbox, ha liderado esta transición: dejar atrás la competencia por exclusivas para centrarse en llevar sus juegos a donde estén los jugadores, ya sea en consolas rivales, PC o en la nube. Así, títulos como DOOM, Indiana Jones o Forza tienen hoy más éxito en PlayStation que en la propia Xbox.
En mercados donde el hardware es costoso, como Brasil, la nube está superando a las consolas. Microsoft apuesta por un modelo donde el verdadero poder está en controlar el contenido, no en vender dispositivos. La tradicional “guerra de consolas” pierde sentido frente a este nuevo paradigma: una Xbox sin necesidad de ser una consola para dominar.