La conductora y actriz Yolanda Andrade reapareció públicamente tras pasar un tiempo en Tulum, y con valentía reveló que enfrenta un complejo panorama de salud: le fueron diagnosticadas dos enfermedades degenerativas incurables que, según los médicos, eventualmente afectarán su movilidad y capacidad de hablar.
En entrevista con Telediario, la también presentadora del programa Montse & Joe habló con sinceridad sobre el difícil momento que atraviesa, pero también sobre la fortaleza con la que lo enfrenta.
Andrade compartió que ha encontrado consuelo en el apoyo de sus seres queridos, compañeros del medio artístico y seguidores que, a lo largo de sus 34 años de trayectoria, han estado presentes de manera emotiva.
“Hay mucha gente que me abraza, que reza por mí… amigos que hace muchos años no aparecían, ahora aparecen cuando más los necesito”, expresó con emoción.
Aunque no especificó los nombres de las enfermedades, la conductora explicó que los diagnósticos no tienen cura y que la ciencia médica prevé un avance progresivo en el deterioro de sus capacidades físicas.
“Tengo una enfermedad degenerativa… poco a poco no voy a poder caminar, no voy a poder hablar”, afirmó.
A pesar del panorama, Yolanda compartió que su estancia en Tulum fue reconfortante y le permitió experimentar una leve mejoría física. “Me sentía mejor allá… es más fácil caminar en la arena que en el asfalto”, comentó.
Durante la entrevista, también habló de su relación cercana con Michel Castro, hijo de Verónica Castro, a quien describió como un talentoso cineasta y fotógrafo.
Reveló que le gustaría que él se encargara de producir su bioserie, aunque advirtió que el contenido “no es apto para niños”, insinuando que abordaría temas delicados de su vida personal.
La reaparición de Yolanda Andrade no solo conmovió a su público, sino que también abrió una conversación necesaria sobre las enfermedades degenerativas y la importancia del apoyo emocional en los momentos más vulnerables.
Su testimonio deja un mensaje claro de valentía, honestidad y resiliencia, demostrando que, incluso ante la adversidad, el amor y la solidaridad pueden marcar la diferencia.