Contra las expectativas de su época, la física estadounidense Rosalyn Yalow cambió el rumbo de la medicina moderna al desarrollar una técnica que permitió detectar diminutas cantidades de hormonas y sustancias en el cuerpo humano: el radioinmunoensayo (RIA). Este avance revolucionó el diagnóstico de enfermedades como la diabetes y el cáncer.
“Cualquiera sea lo que haga una mujer debe hacerlo el doble de bien que un hombre para que sea considerada la mitad de buena” decía un cartel en su oficina.
Nacida en Nueva York en 1921, Yalow enfrentó un entorno que la destinaba a ser secretaria o maestra, pero eligió la ciencia. Fue la única mujer en su facultad de ingeniería en la Universidad de Illinois y, tras graduarse en Física Nuclear, desarrolló sus investigaciones en un hospital para veteranos en el Bronx.
"En la primera reunión de la Facultad de Ingeniería descubrí que era la única mujer entre sus 400 miembros", dijo .
En 1959, Rosalyn Yalow desarrolló junto a su equipo el radioinmunoensayo (RIA), una técnica innovadora que permite medir con gran precisión sustancias en la sangre como hormonas, vitaminas o drogas, lo que revolucionó el diagnóstico médico. Gracias a esta herramienta, se avanzó significativamente en el estudio de enfermedades como la diabetes y los trastornos hormonales. Cabe mencionar que esta técnica sigue vigente en los laboratorios del mundo.
Fue la segunda mujer en la historia en ganar el Nobel en Medicina o Fisiología, en 1977, por el desarrollo del radioinmunoesnsayo de hormonas péptidos.
"El mundo no puede permitirse la pérdida de los talentos de la mitad de su gente si queremos resolver la gran cantidad de problemas que nos quedan por resolver", dijo al recibir el premio.
Este fue un reconocimiento que compartió con Andrew Schally y Roger Guillemin.
Pese a enfrentar críticas por ser mujer en el ámbito científico, Yalow no apoyó los movimientos feministas, aunque su trabajo abrió camino a muchas mujeres, su trayectoria se convirtió en inspiración para generaciones de mujeres científicas.
Rosalyn Yalow murió en 2011 a los 89 años, dejando un legado que sigue salvando vidas desde el laboratorio.