Un equipo de científicos del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, la Universidad Pablo de Olavide y la VU University Amsterdam (Países Bajos) ha identificado un nuevo mecanismo que podría explicar los cambios tempranos en el cerebro asociados al Alzheimer, incluso antes de que aparezcan los síntomas clásicos de la enfermedad.
El descubrimiento, publicado en la revista Cell Reports, ofrece nuevas pistas para una posible detección y tratamiento en fases iniciales.
El estudio señala que los astrocitos, un tipo de célula glial del cerebro, tienen un papel “clave” en el inicio del Alzheimer al producir de forma “excesiva” la proteína SFRP1.
Esta proteína regula normalmente la comunicación celular durante el desarrollo del cerebro, pero su acumulación en el cerebro adulto puede tener efectos perjudiciales.
En concreto, impide el funcionamiento de la proteína ADAM10, que es fundamental para el buen estado de las conexiones neuronales y diversas funciones cerebrales.
Este bloqueo provoca un desequilibrio que deteriora la plasticidad sináptica, un proceso “esencial” para la formación y consolidación de recuerdos.
Además, el exceso de SFRP1 interfiere directamente con la potenciación sináptica a largo plazo, un proceso “fundamental” para el aprendizaje y la memoria.
🧠 Investigadores del @CBM_CSIC_UAM identifican un mecanismo que contribuye al desarrollo temprano #alzhéimer, antes de los primeros síntomas
— CSIC (@CSIC) May 8, 2025
🔬La proteína SFRP1 podría ser una nueva diana terapéutica: su exceso bloquea procesos clave para la memoria
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Los investigadores observaron que estas alteraciones estructurales en las sinapsis neuronales aparecen antes que la pérdida de memoria y la acumulación de placas amiloides, tradicionalmente asociadas al Alzheimer. De hecho, se ha comprobado que estas alteraciones se relacionan “mucho más” con el deterioro cognitivo que las propias placas.
Guadalupe Pereyra, autora del estudio, explicó: "El aumento de SFRP1 en etapas tempranas parece actuar como un motor activo de la patología, no como un simple acompañante de otros procesos degenerativos".
El trabajo también reveló que la proteína SFRP1 afecta “profundamente” al ciclo de vesículas presinápticas, fundamental para la comunicación entre neuronas, y aumenta la presencia de proteínas como la neurexina, relacionadas con la adhesión sináptica. Este tipo de disrupción compromete la plasticidad neuronal y la consolidación de recuerdos.
Este hallazgo permite pensar en posibles intervenciones durante una “etapa silenciosa pero crítica” de la enfermedad, cuando las neuronas aún podrían recuperarse.
Los expertos subrayan que el papel de las células glía, como los astrocitos, en el desarrollo del Alzheimer es uno de los aspectos “menos estudiados”, sobre todo en lo que respecta a los primeros cambios detectables en el cerebro antes de la degeneración neuronal.
Durante el estudio, los investigadores crearon un modelo en ratones con sobreexpresión de SFRP1 específicamente en astrocitos.
Esta manipulación fue “suficiente” para provocar una pérdida progresiva de espinas sinápticas en el hipocampo y rigidez en las conexiones neuronales, lo que limita la capacidad del cerebro para adaptarse a nuevas experiencias.
Por todo lo anterior, los autores del estudio destacan que la proteína SFRP1 representa una diana terapéutica “emergente” que podría permitir tratamientos en fases tempranas del Alzheimer, antes de que el daño sea irreversible.