Lanzada en 1972 con el objetivo de llegar a Venus, la sonda soviética Kosmos 482 nunca cumplió su misión. Ahora, más de medio siglo después, parte de esa nave está a punto de regresar a la Tierra, generando atención entre científicos y curiosidad entre el público.
Originalmente diseñada para aterrizar en la superficie de Venus, la nave sufrió una falla en el cohete durante su lanzamiento, lo que impidió que saliera de la órbita terrestre. Mientras gran parte del vehículo se desintegró con el paso del tiempo, una cápsula resistente —de poco más de un metro de diámetro y unos 500 kilogramos de peso— ha permanecido orbitando la Tierra durante 53 años.
Según especialistas, esa cápsula se encuentra en una trayectoria descendente y podría reingresar a la atmósfera terrestre en los próximos días, posiblemente entre el 10 y el 15 de mayo. A pesar de que es imposible determinar con exactitud el punto de impacto, estimaciones preliminares sugieren que podría caer en regiones tan variadas como el norte de Londres, Edmonton en Canadá o el Cabo de Hornos en Chile.
Debido a su estructura reforzada con escudo térmico —diseñado para resistir el ingreso a la atmósfera de Venus—, es probable que gran parte del objeto sobreviva al reingreso. No obstante, los paracaídas de la cápsula, si aún existen, probablemente no funcionen después de más de cinco décadas en el espacio.
Aunque el riesgo de impacto en zonas habitadas existe, los expertos lo consideran extremadamente bajo.
“No deberíamos preocuparnos demasiado. Es un riesgo similar al de la caída de un meteorito, algo que ocurre cada año”, aseguró el científico neerlandés Marco Langbroek.
Kosmos 482 se convierte así en un inesperado recordatorio de la carrera espacial del siglo XX, y en un caso peculiar de basura espacial que, décadas después, vuelve a llamar la atención del mundo.