Estuvieron presentes usuarios, arquitectos del Centro de Estudios para el Desarrollo Estratégico de la Sustentabilidad (CEDES), miembros de la comunidad artística local, directivos de la Asociación de Cineastas de Morelos (presidido por Francesco Taboada), del Colectivo Movimiento y enviados del Comité Ciudadano del Cine Morelos.
Es decir: fue una reunión bastante concurrida, donde los funcionarios del ICM hablaron sobre el nada despreciable monto a invertir. Así las cosas, es loable que todos se hayan puesto de acuerdo, antes de cualquier intentona de servidores públicos negligentes que tácitamente aceptan la cancelación de proyectos sin explorar nuevas ideas o posibilidades de inversión -de la mano con grupos civiles- prefiriendo que los recursos sean reintegrados a las arcas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público o su homóloga estatal, la Secretaría de Finanzas y Planeación, a cargo de Alejandro Villarreal Gasca.
Los emisarios del ICM plantearon lo relacionado con la licitación de la obra, aunque no existiese un proyecto ejecutivo aprobado. Al parecer, esto se permitió porque la remodelación fue conceptualizada bajo la modalidad de "llave en mano". ¿Y eso con qué se come?, seguramente preguntarán ustedes, amables lectores, de la misma forma en que nosotros lo hicimos.
Alguno de los funcionarios del ICM lo explicó más o menos así. El Instituto de Cultura de Morelos no perdió el propósito original y presentó un listado de necesidades que justificaron la inversión de 20 millones 600 mil pesos, a fin de conservar la "vocación del cine" y el sustento del esquema "llave en mano". Bien por la exposición del ICM, pero si no hubiera surgido la inconformidad de quienes temporalmente cancelaron la obra, en este momento ya estaríamos hablando de un espacio multiusos muy al estilo de empresarios privados, construido mediante etapas poco claras. Sigamos.
Hubo un primer recurso invertido, correspondiente al bienio 2010-2011 y otorgado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), mismo que ascendió a un millón 100 mil pesos, los cuales sirvieron para remodelar baños, camerinos y rehabilitar una planta generadora de energía eléctrica de emergencia. Un segundo recurso provino del Fondo de Estabilización de los Ingresos de las Entidades Federativas, mejor conocido en ámbitos oficiales por las siglas FEIEF, cuyo monto alcanzó los 19 millones 500 mil pesos para la elaboración del proyecto ejecutivo y la remodelación integral de la planta baja del Cine, incluida la sustitución de la cubierta. Ambas inversiones arrojan un total de 20 millones 600 mil pesos. Jafet Ortiz Pineda, uno de los emisarios de Martha Ketchum, expresó que "no había dinero para realizar el proyecto ejecutivo", y por ello se otorgó la reconstrucción en la modalidad de "llave en mano", lo cual no es cierto en función del concepto del segundo recurso.
Antes de continuar déjeme explicar eso de "llave en mano", esquema bastante conocido entre los constructores y contratistas del gobierno (en cualquiera de sus tres niveles). Se trata de un contrato donde el empresario respectivo se obliga frente al cliente, a cambio de determinado precio (generalmente alzado), a concebir, construir y poner en funcionamiento una obra específica, que el propio constructor previamente ha diseñado. Este tipo de contratos pone especial énfasis en la responsabilidad global que asume el contratista frente al cliente. En torno a la remodelación "integral" del Teatro de la Ciudad o Cine Morelos, la unidad administrativa encargada de aplicar el dinero del FEIEF es la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obras Públicas, a cargo de Demetrio Román Isidoro.
Para quienes asistieron a la multicitada reunión no fue difícil investigar que sí hubo dinero para el diseño de un proyecto ejecutivo. El problema para Obras Públicas fue que el tiempo se le vino encima acercándose vertiginosamente el límite para aplicar los cuantiosos fondos o regresarlos a la SHCP. Fue así como se optó por una salida fácil: licitar la remodelación a través del Instituto de Cultura de Morelos y la Dirección General de Proyectos de la Subsecretaría de Obras Públicas mediante el método "llave en mano" o "proyecto integral".
Ni duda cabe, pues, que la dependencia de Román Isidoro comenzó la obra sin decir "agua va", generando la inconformidad que originó la cancelación temporal de la remodelación y el encuentro del pasado miércoles. Los contratos "llave en mano", a nivel nacional, han servido para la creación de nuevos ricos. Al buen entendedor, pocas palabras.
Los directivos de la Asociación de Cineastas de Morelos, en voz de Francesco Taboada, expusieron la necesidad de que la sociedad organizada intervenga en el proyecto respectivo pues evidentemente existe confusión y opacidad con relación al objetivo final. Fue presentado un anteproyecto ciudadano que se realizó junto con los trabajadores del Cine Morelos, la Asociación de Cineastas, el Colectivo Movimiento y el Comité Ciudadano del Cine Morelos, cuya base es que el inmueble se mantenga como cine y no como un espacio multiusos.
La sala principal, pues, debe permanecer como centro rector de la actividad cinematográfica del Estado. Afortunadamente se aprobó la idea por unanimidad, pero alguien debió crujir los dientes desde ámbitos de la Subsecretaría de Obras Públicas de la SDUOP, cuyo titular es David Enrique Turner Morales. A ver.