A nivel mundial se ha vuelto cada vez más común peatonalizar los primeros cuadros de las ciudades, es decir, dar prioridad al espacio utilizado por los transeúntes y eliminar por completo, o reducir de manera significativa, el paso de vehículos motorizados.
Este proceso trae consigo la adecuación del entorno urbano para hacerlo funcional a las necesidades de las personas que lo transitan. Viene acompañado de la colocación de espacios para descanso, áreas para ejercitarse o recreativas, estacionamientos para vehículos no contaminantes como las bicicletas, áreas verdes, luminarias y cualquier otro mobiliario que pueda abonar a la comodidad y el disfrute de los paseantes.
Un elemento adicional es que -en su mayoría- mejora el valor de las propiedades asentadas dentro del perímetro intervenido, además de que da un impulso importante a los comercios del lugar.
Cierto es que emprender un proyecto como éste no es para nada sencillo, pues se enfrentan muchas resistencias. A la larga, la experiencia indica que los beneficios son mayores y que la gente se apropia de manera positiva del entorno; con ello, se dignifica y se revitaliza el espacio público como forma de convivencia de la población. Bien vale la pena avanzar en este proyecto.