Este 10 de mayo es una fecha especialmente complicada para todas las madres que, por algún motivo, tienen a un hijo desaparecido y día a día viven un cúmulo de emociones mientras se aferran a la esperanza de encontrarlos, como ellas mismas lo han dicho: como sea.
Ayer, de la Diócesis de Cuernavaca, en una posición muy sensible, invitó a la sociedad a acompañar a las madres buscadoras e hizo votos por que encuentren las instituciones necesarias que les lleven paz a su vida.
Para estos colectivos, que prácticamente todos los días salen al campo a tratar de ubicar cualquier indicio que les lleve no nada más a dar con sus vástagos, sino con el de cualquier otra mujer, la fecha de hoy, más que un festejo, es el recuerdo de que la justicia de este país les sigue debiendo mucho.