Hace aproximadamente 20 años yo era una visitante frecuente en Taxco. Me encantaba ir cada año a las Jornadas Alarconianas, disfrutar del teatro en plena calle, las exposiciones en sus museos y por supuesto, las largas caminatas en sus calles empedradas.
Dejé de hacerlo y las oportunidades de la vida me llevaron a hacer viajes cada vez más lejanos y olvidarme un poco de estos lugares donde encontraba mi refugio y mi paz.
Sin embargo, este 2022 decidí reencontrarme con Taxco y es agradable ver que este pintoresco pueblo minero sigue estando ahí para recibirme con los brazos abiertos.
Como hace mucho no lo hacía, decidí irme sola un fin de semana. Cada uno de mis hijos tenía sus propios planes y era momento de volver a mis viejas andanzas en solitario.
Lo primero que me tocó el corazón fueron sus blancos paisajes, tan similares a los pueblos de Extremadura en España. Sus techos de teja roja y sus paredes blancas siguen intactas.
Taxco se encuentra en la cima de un gran cerro por lo que las vistas suelen ser espectaculares y las caminatas, algo cansadas. Por ello es el lugar perfecto para ir sin auto, además de que las calles son estrechas, no todos los vehículos suben fácilmente sus pendientes y sobre todo, provocan caos vial que le resta belleza a este hermoso pueblo.
Como seguramente sabes, Taxco es famoso por producir plata, así que si te gusta la joyería o los utensilios de este material, vete preparado porque los precios son accesibles y vale mucho la pena adquirir una artesanía.
Taxco parece un viaje al pasado. Como sus calles empedradas son tan inclinadas, se ven todavía muchos taxis que no verías en otra ciudad, pues estos vehículos ya ni siquiera se fabrican: los VW sedan, conocidos cariñosamente como bochitos. Tan nobles autos que suben hasta el camino más rudo. Puedes usarlos para ir hasta el Cerro de Atochi, donde está el famoso Cristo Redentor.
Uno de mis lugares favoritos en Taxco es el mercado, imprescindible para comer delicioso y barato, al igual que para explorar sus puestos de pulgas. El pueblo entero puede, y debe, recorrerse a pie. Conocer sus iglesias es también algo obligado, sobre todo su principal catedral: Santa Prisca. También puedes visitar algunos talleres de plata y valorar mucho más el trabajo de sus artesanos.
Si te gusta la naturaleza, muy cerca puedes visitar las Pozas Azules de Atzala (donde la entrada es muy económica), las grutas de Cacahuamilpa y otras bellezas naturales. ¡Anímate y visita Taxco!