Zona Sur

Pablo Paredes, el maestro que encontró sus raíces en el náhuatl


Lectura 4 - 7 minutos
El originario de la comunidad indígena de Tetelpa, es promotor cultural y maestro de náhuatl.
El originario de la comunidad indígena de Tetelpa, es promotor cultural y maestro de náhuatl.
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Pablo Paredes, el maestro que encontró sus raíces en el náhuatl

El originario de la comunidad indígena de Tetelpa, es promotor cultural y maestro de náhuatl.
Fotógraf@/ MÁXIMO CERDIO
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Zacatepec. Pablo Paredes Ocampo, de 60 años, originario de la comunidad indígena de Tetelpa, es promotor cultural, maestro de náhuatl, coordinador de la Danza de los Tecuanes de Tetelpa y pitero de Los Tecuanes de Tlatenchi.

Además, imparte clases de náhuatl por iniciativa propia y con recursos propios desde hace nueve años. En la actualidad, tiene un grupo coral de niños que declaman y cantan en náhuatl, todos alumnos de él.

Comenzó a atraerle este idioma desde que era niño. Su abuelo, su abuelita o su papá le decían algunas palabras que le resultaban raras, porque no eran español, y desde ahí comenzó con ese misterio. Por ejemplo, le ordenaban limpiar el “axolol”, es decir, el escurrido del agua y él iba y lo limpiaba.

Nunca escuchó que sus familiares platicaran en náhuatl, sólo se decían palabras que muchas veces se negaban a traducir porque eran groserías y él era apenas muy niño.

El pitero siempre pensó que detrás del significado de esas palabras había algo muy poderoso a lo que él pertenecía.

Por ahí de 1979, cuando estaba en la Escuela Secundaria General "Enrique González Aparicio", de Zacatepec, tuvo como profesor de historia a Antonio Tafoya Reza, a quien se acercó y le dijo que le gustaba el náhuatl.

El profesor, en papelitos le puso nombres en náhuatl y su significado en español: ikpali, que significa “silla”. La segunda fue ximotlali, que significa “siéntate”. La tercera palabra, ximoquetza, que significa “levántate”.

No eran clases formales, sólo le pasaba papelitos con un nombre y su traducción, eso durante sus clases, ya que Pablo se sentaba en las primeras filas.

Por aquellos años cayó en sus manos el libro de Miguel León Portilla "Huehuetlatolli, testimonios de la antigua palabra", un texto de la sabiduría de hombres y mujeres que vivieron, hace siglos, en el México indígena. Tales testimonios se conocen como huehuetlatolli o "la antigua palabra", es decir, discursos y enseñanzas que eran legado de la propia cultura.

En los años 80, en el Centro de Bachillerato Tecnológico Industrial y de Servicios 136, conoció a un maestro de nombre Abel Rojas, de Xoxocotla, quien sabía náhuatl. Pablo le preguntaba el significado de algunas palabras y el maestro nada más se reía y le contestaba con frases en náhuatl.

A Pablo le gustaba tanto escuchar diálogos, que se iba al mercado de Jojutla y buscaba a las vendedoras cuando platicaban en un tono bajito en ese idioma.

Se escondían para hablarlo, porque hay que recordar que durante muchos años el náhuatl era algo casi prohibido, mucha gente se burlaba de los que lo hablaban y éstos sentían vergüenza.

Pablo asistió y tomó todos los cursos que se ofrecían, iba a cualquier municipio. Ha tomado cerca de 6 cursos y talleres, los últimos avanzados.

Recuerda uno en especial, en Tehuixtla. Pablo comenzó a hablar y algunos de sus compañeros se rieron y le dijeron que hablaba náhuatl “mocho”.

El profesor les respondió que al menos se atrevía a hablar, pero ninguno de los que estaban ahí lo hablaba o intentaba, todos lo escribían, pero nadie lo hablaba.

En la actualidad, Pablo Paredes Ocampo es profesor registrado de náhuatl.

Su interés inicial era escucharlo, después hablarlo y ahora lo estudia y enseña.

Según él, es relativamente sencillo hablarlo, pero el estudio del náhuatl es bastante complicado y es un trabajo de toda una vida.

El conocimiento del idioma le ha permitido conservar los diálogos de la danza de los tecuanes de Tetelpa, que él coordina y de los cuales es el pitero o músico.

Pablo reescribió esos diálogos, ya que, de acuerdo con su experiencia, por la falta de precisión y de uso de los parlamentos se fueron alterando con el tiempo, por desconocimiento de los danzantes, y llegó un momento en que estaban a punto de perderse; entonces él comenzó a reescribirlos y hasta la fecha se siguen conservando.

Desde hace más de 9 años, Pablo comenzó a dar clases de náhuatl básico en su casa, en un espacio que acondicionó con recursos propios y al que, con el tiempo, le nombró Ximachtli teteio, algo así como semilla que germina entre lo pedregoso.

Adultos, jóvenes, niños, todos pueden ir, no tiene costo, el único requisito es que quieran aprender. De ahí han salido muchos alumnos que han seguido solos su aprendizaje del idioma.

En la actualidad, tiene un grupo de niños que asisten a tomar clases de náhuatl los lunes, miércoles y viernes, dos horas cada sesión.

De ese grupo formó un coro de niños cantores, que cantan y declaman poemas en náhuatl, se llama Yolcuicatzin o Cantitos del corazón, y ya han participado en eventos oficiales: hace dos meses ante la gobernadora Margarita González Saravia, en la Ex hacienda de Temixco.

Pablo relató que enseña a los chicos con canciones. Por ejemplo, “La llorona”, en náhuatl, de ahí va explicando el significado.

También afirmó que cuando se necesita, se revisa la gramática, porque el objetivo de estos talleres es que los alumnos lo hablen, que puedan conversar en náhuatl, la escritura y el estudio más profundo es algo personal, cada alumno decide si continúa y profundiza.

En particular, los niños de Tetelpa tienen una capacidad especial para aprender o incluso recordar el náhuatl.

Pablo descubrió que, conversando en náhuatl con otras personas, podía regresar a su pasado, al de sus abuelos, de su pueblo.

El conocimiento de este idioma fue como abrir una cortina para entrar de lleno a una cosmovisión muy distinta a la que tiene la cultura occidental “moderna”.

En ese mundo del que se tiene conciencia por medio de la comprensión y práctica del idioma, todo tiene un sentido y desempeña un papel importante. Las cosas, las personas, los animales, las plantas tienen un por qué; las palabras llevan una carga emocional, metafórica muy poderosa.

De ahí su interés por que los pobladores de Tetelpa hablen y entiendan el náhuatl, porque quiere que tengan conciencia de la riqueza de su cultura y de su gente.

Pablo sigue enseñando, y ha conseguido que, después de muchos años, en Tetelpa ya se hable náhuatl.

El 9 de junio de 2025, durante la conferencia matutina de la gobernadora Margarita González Saravia, Adelaida Marcelino Mateos, titular del Instituto de los Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanas de Morelos, anunció que se lanzaría una convocatoria a participar en un curso de básico para el aprendizaje de la lengua náhuatl con la finalidad de su revitalización.

El curso sería dirigido a la población indígena y afromexicana de Morelos, así como a la sociedad civil y funcionarios públicos; tiene la finalidad de preservar esta lengua, su riqueza cultural y la identidad de las comunidades indígenas.

Clases de náhuatl en la ayudantía municipal de Tetelpa.

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