El asunto es que si en Morelos los resultados son negativos para sus candidatos a la presidencia del país o el gobierno estatal, todos pierden y no sólo el dirigente Manuel Martínez Garrigós.
Como todos creen ser jefes de la misión, una derrota los lleva a esos mismos, a esos todos, al precipicio. No importa que, como parece, Peña Nieto gane el país. Perdiendo Morelos que en la realidad son votos importantes pero no definitorios de la contienda, harán cebiche con los priistas “más encumbrados” que se disputan razones de ser, nombramientos con brillo pero que podrían estar haciendo un doble juego, no en contra de su candidato presidencial, pero si para descarrilar lo que hacen a nivel estatal sus compañeros de partido y campaña. ¿Se imaginan que ganen la Grande y pierdan la Local? Adiós a esa legión de generales sin la humildad necesaria para empujar hacia adelante y por la misma vía del tren priista.
Hacen otra vía, se nota, y lo grave es que las huellas de lo que sería una acción perversa y peligrosa incluso para sus autores, los evidencian. Jorge Meade Ocaranza, coordinador estatal de la campaña de EPN, debe tomar un respiro al término de este asalto y saber qué va hacer, si alentar –aparentemente debajo de la mesa- el festín de patadas ciegas y traicioneras o asumir la responsabilidad de sacar provecho de los que tienen estructura, sea institucional o no, para cumplir el encargo. De acuerdo a sus resultados está el futuro del mismo Jorge, que ha alcanzado la experiencia para ser desde un buen subsecretario a delegado de la más importante secretaría federal en Morelos.
Las antesalas en el CEN del PRI, en la de Luis Videgaray o los tantos coordinadores que laboran en estos periodos, están los morelenses con nombramiento. Cuando pasan, no informan sus avances y si lo hace engañan porque la estructura está en otras manos, pero le dan vuelo al chisme, al rumor y dejan sembradas inquina y espinas. Otra oficina seguramente visitada es la de Georgina Trujillo, coordinadora de cinco entidades, entre ellas Morelos, tabasqueña, que verá con atención qué hace su partido y, de paso, su paisano que va por Morena—PRD.
Increíble que cuando los priistas han tenido, como esta vez, todo para hacerse de casi todo, la naturaleza de algunos de sus prominentes aparezca y ponga en peligro la victoria. Si pierde don Enrique el principal responsable es Jorge Meade Ocaranza por su condición de coordinador de la campaña. ¿Qué no lo perciben o han perdido la razón?
Al tiro mi Fraile, los años no pasan en balde, se afilan los recursos, la percepción y se notan los pasos, por más sigilosos que sean. En una palabra: o juegan derecho, todos, o se los lleva el tren, también a todos los de arriba, que de paso arrastran a los de abajo.
El tema es que nunca como esta vez han tenido tanto chance, así que quien actúe desleal o perversamente, va a pagar consecuencias al día siguiente de la elección. Ellos, los jefazos, todos, se juegan sus carreras. Nada más. No habrá una segunda oportunidad. No sean…
Abrazo a los Salgado Porcayo
El domingo por la tarde, Manuel Salgado Porcayo se adelantó en el inevitable camino al final de la vía. Era hermano de Chucho “Spectrum” Salgado Porcayo y de Arturo, el dirigente de los artesanos del centro de Cuernavaca. Conocimos a todos en la vecindad de don Pedro Mayén, en la calle de Zarco antes que se trasladaran a vivir en Nezahualcóyotl casi esquina con Hidalgo, en la lateral de la famosa Primaria “Benito Juárez”, donde todos ellos y nosotros pasamos los años en esa instrucción.
Manuel tenía 69 años, era el mayor de la tradicional familia, siempre trabajó hasta su jubilación hace años en la Compañía de Luz y Fuerza del Centro. Veía el clásico Chivas—América con su hijo “El Pollo” y se sintió mal. Minutos después dejó esta vida, tranquilo como era, sin hacer ruido. Les damos un abrazo cariñoso a su familia, en especial a su hijo, un buen heredero de los Salgado Porcayo.
Ponemos lo de “Spectrum” a Chucho porque los de Cuernavaca de los setentas hasta la fecha así lo conocen. Nadie como él para interpretar a Carlos Santana con “Europa”. Cualquier lugar de Cuernavaca donde sonaba el requinto de ese clásico -la última vez lo escuchamos en La Plazuela, hará unos 15 años- los que lo conocíamos decíamos: “Es Chucho Salgado”, y otros apuntalaban, “No, es Chucho Spectrum”, en relación al grupo que encabezaba antes de irse con Germaín y sus Ángeles Negros vía el maestrazo Pedro Alberto Cárdenas.
¡Descanse en paz, Manuel Salgado Porcayo!