No pasó más allá de que una jovencita dijese lo que sentía, versión que por cierto fue olvidada o editada en medios electrónicos nacionales. En este momento, cualquier desvío, palabra u ocurrencia –como parece ser—avisa a los mexicanos el tamaño del o la que pueda ser nuestra(o) próxima(o) jefa(e) del Ejecutivo Federal. Obvio que los medios metan ruido, las redes sociales se ocupen y sobran quienes hagan mofa del suceso. Los que saben dicen que “falló la logística” y no tenían que venir a Tres Marías luego de volantear en la caseta de cobro en Tlalpan. ¿Es “logístico” no ir a una comunidad, hablar con la gente o meterse unas quesadillas? ¿Quién sabía que venía la señora Vázquez Mota? No va a faltar quiénes en la ciudad de México, en el equipo de campaña o en el CEN vean en dirección hacia el gobernador Marco Adame Castillo, que incluso en un día no laboral pudo acompañar a doña Josefina en su frustrada y corta excursión en Tres Marías. Adame, casi apostamos, se enteró cuando ya andaba por nuestros lares.
Si fue asunto de logística ya debe estar despedido el responsable de esa área, porque tuvo que llegar una avanzada al lugar y tener listos los negocios o sitios donde iba a estar la candidata.
Nos vamos más por la ocurrencia de los políticos, ocurrencias que por cierto cada vez más los dañan y evidencian como amateurs en un sector que debe ser profesional, como es el de la política (en este caso de la alta política por la dimensión de la aspiración y cargo).
Punto y aparte –saludos al psicópata Memorias—se siente en el ambiente como que Los Pinos ya se entregaron. ¿Cómo y por qué? Eso hay que preguntarlo allá, los que puedan. Es una percepción que, de tener también este sentimiento la señora Vázquez Mota, genera inseguridad, poca certidumbre que culminan en fallas que por elementales no debieran ser.
No debe calificarse como “el traspié de Tres Marías de doña Josefina” –como en las redes sociales lo multiplican--, mejor vámonos a la historia de la región: el hermoso poblado se llamaba Tres Cruces… y una cruz es dura, ahora que si le suman dos, ya ni decimos.
Estructura, condición vital
Cada vez más cercanas las elecciones, con banderas desplegadas de todos y cada uno de los aspirantes a cargos de elección popular, es necesario medir en su exacto tamaño las cosas. Como es natural, ganará el que obtenga más votos y quizá sume o reste puntos no definitivos lo que digan en los debates o manejen en sus operaciones mediáticas. Las elecciones se ganan con votos y estos se logran a través de operaciones que hacen grupos con base en sus estructuras.
¿Qué partido tiene su estructura consolidada en este momento? Es la pregunta más importante, porque el quehacer ya debe estar hecho a estas alturas de la contienda, antes de iniciar formalmente una campaña que sólo es para cuidar un virtual triunfo construido a partir de la estructura.
En los partidos saben de qué hablamos, conocen el número de secciones electorales y su fuerza humana para cuidar hasta el mínimo detalle. Es trascendental lo que expongan en estos cortos mayo y junio que harán trabajo pie tierra, pero más lo que hayan hecho los partidos antes de hoy mismo. Repetimos: ¿Qué partidos tienen ya sus responsables en cada casilla con todo y suplentes? ¿Cuántos partidos cuentan ya con la logística de la operación hoy, en dos meses y el mismo domingo primero de julio? ¿Quiénes ya pueden estar tranquilos en esos terrenos? Sí, porque las elecciones se ganan con votos, no con gritos ni con discursos de propuestas que la sociedad ya no deja entrar.
No vale lo que digan qué tienen, lo que en este momento funciona es qué tienen y en qué momento echar a andar cada capítulo de una historia que no tardaremos en conocer.
¿Cómo están sus maquinarias? Las estructuras, son más importantes que las campañas mediáticas. Ganará el candidato del partido que mejor aceitada tenga su estructura, desde abajo: secciones electorales, responsables de partido en casillas, operadores, incluso los que acerquen al votante. No valen argumentos cuando la diferencia es notable, de dos puntos hacia arriba. Poco impugnables. La publicidad, necesaria, pero lo vital es la estructura. ¿Están listos?
No es cosa de querer que las cosas sean como los que manejan los partidos quieren, sino conocer qué tipo de trabajo se ha hecho. Sencillo: organización, estructura y operación igual a victoria. Lo demás es parte de la trama. Y punto.