Todo indica que uno de los operadores ha sido echado o quitado a tiempo como es el caso del ex gobernador de Guerrero, René Juárez Cisneros, delegado regional, y a las cinco de la tarde de ayer jueves proseguían con los arreglos entre dos, Manuel Martínez Garrigós y Amado Orihuela Trejo, con Guillermo del Valle para la foto del equilibrio. Lo saben todos: Manuel y Amado siempre han estado punteando; ambos cerraron. Aquí y allá lo admiten porque lo saben. Pero hay un listado grande, algunos con trabajo y otros simplemente se quisieron y les permitieron anotarse. Pero la realidad-realidad del PRI es que la decisión que va a tomarse ayer, hoy o cualquiera de estos dos siguientes días debe venir en un paquete que no solamente refleje que, en efecto, existe la unidad en el PRI sino que determine la capital del estado, el Senado, los federales, varios locales y el propio partido.
Sólo siendo iluso quedaría como un hecho que la resistencia del Gran Perdedor se va a vencer sólo por no ir por la gubernatura. No. El que conoce de política sabe bien que aun perdiendo participan y acomodan piezas. Solamente los pusilánimes o sin fuerza aceptan a rajatabla lo que les digan, ya sea el presidente Joaquín Coldwell, el propio Enrique Peña Nieto o cualquiera que les siga en el orden de importancia. La unidad que con buena visión y mejores intenciones manejaban los sectores tiene que reflejarse en la buena toma de decisiones, donde aun cayéndoles en la parte más sensible del cuerpo –ahí por la entrepierna-- se acepte. Empiezan las negociaciones y Morelos que territorialmente es una entidad pequeña, normalmente abandonada por gobiernos federales y partidos en tiempos de hegemonía priista, se arregle “en paquete” y queden convencidas todas las fuerzas, pero sobre todo la de los que siempre han punteado en la pelea. El CEN decidió Tabasco la madrugada de ayer, uno fue por la gubernatura y el otro por la alcaldía del centro que antes gobernara aquél. Faltan Chiapas y Morelos. En ambas no gobierna el PRI, lo que sucede en Tabasco. Así que el trato a ambas entidades debe ser si no igual, sí de respeto. Normalmente en el Comité Nacional del PRI, por automático, sacan su candidato al gobierno y los demás se suman. Están acostumbrados a hacerlo así. Éstas son otras condiciones.
Esta vez, previo al primer encuentro de no sabemos si dos o tres más, hubo golpes bajos del equipo de Amado Orihuela a Martínez Garrigós. Éste reaccionó con un acto público sin agenda en el que marcó territorio y colocó a la unidad de su partido encima de cualquier otra cosa. No se trata de honrar o no palabras u honores porque los políticos normalmente ahí fallan y son escasos quienes la práctica cumplen. No, aquí ambos cerradores son útiles el uno al otro, pero el respeto a las fuerzas está encima de las buenas intenciones de otros. Son hechos en lugares con sitio y destino. Y a jugarla.
En el CEN se les ha hecho el agua engrudo. Usarán todas las herramientas necesarias para dejar satisfecho el caso Morelos, porque la bien añorada unidad solamente se dará si se actúa en consecuencia con la realidad y las condiciones de sus protagonistas. Si fallan, el PRI se coloca en un riesgo electoral fuerte, exactamente lo que le apuestan sus adversarios políticos. En una palabra, si los del CEN se esconden o escudan en riesgos que coloquen en peligro a su cuasi candidato Enrique Peña Nieto, no descartemos que usen el caso Morelos como punto negativo de referencia en las demás entidades donde vendrán procesos, exactamente en el único momento de los últimos 12 años en que tienen amplias posibilidades de ganar.
Si la quieren cómoda, es sencillo cambiar de quehacer: que tejan chambritas.
Se prevén tormentas…