Estos apoyos no son cualquier cosa y tienen que inquietar al Cuadradito de Basoco, porque además del aparato de gobierno en dos administraciones, se establece con claridad que quizá Adrián ha perdido la confianza de su propio compadre, el presidente Felipe Calderón Hinojosa, y nos remite a la semana anterior que vino Calderón y comió con los Adame Alemán en Casa Morelos.
Un periodista, personalmente querido y generalmente reconocido lo dijo en la mesa: “negocian la senaduría de Mayela”. Hoy agregamos: y la candidatura a gobernador de Villarreal. ¿Pero quién es Alejandro Villarreal? Ha vivido de chamaco y ahora de adulto por los rumbos de Las Quintas-Chapultepec-Cuauhtémoc, experto en Finanzas, serio, gustoso del futbol y el único funcionario que repitió administración en la misma posición y sin perder fuerza. No obstante su cargo ha estado lejos del golpeteo tanto mediático como palaciego. Seguros estamos que no era del círculo inmediato, personal o familiar del gobernador, pero hacía su trabajo, y de manera institucional. No se le conoce coqueteo alguno o entrega a La Sagrada Familia, y supo ocultar sus intenciones políticas un buen tiempo. Empujado seguramente por Estrada Cajigal y puente entre el ex y actual gobernador en una reconciliación digna de análisis, que tiene que preocupar a los panistas—panistas.
Villarreal a pesar de ser funcionario por largo tiempo, tiene un perfil más ciudadano que quizá convenga al PAN, que internamente no ha sufrido renovación alguna, suenan los mismos de siempre y todo indica que aquellos jóvenes hoy casi dictadores, se aprestan a tomar las cuotas que les corresponda. Seguro que solos, los panistas de Castañón, Rivera, los Hernández, van a lograr pocos lugares. En su momento, si les conviene Villarrreal para más votos y ellos se toman (como saben y acostumbran) los primeros lugares en las listas, hasta el mismo Adrián Rivera lo acepta. Insiste el columnista que será complicado que “bajen al PRI del caballo”, pero si es de anotar la diferencia que tendría un candidato panista sin el perfil de sagrado familiar y Adrián Rivera Pérez, que sido gris no ahora como senador, sino en los tiempos que las “vacas flacas” del panismo lo hacían figura de negociación. Ahora, en los tiempos de poder del PAN con gobernadores neo-panistas, lo único que mostró fue ansiedad por dejar el estatus de uno más por el de una persona bien y acomodada. Logrado ese anhelo, lo que venga para El Cuadradito es ganancia. Hasta la declinación por Villarrreal se vería sana.
Naturalmente que para emprender esta empresa, Alejandro Villarreal Gasca no lo hace “por la libre”, tuvo que recibir el aval del gobernador Adame, la consulta con su amigo el ex gobernador Estrada, el “coucheo” de sus cercanos como Enrique Iragorri y Víctor “El Güero” Mercado Salgado –este, discreto, sin cargo de relevancia en su carrera, es una persona que abonará con relaciones y materialmente los trabajos de conducir al todavía secretario de Finanzas--.
¿Lo peor que puede suceder con Villarrreal si no gana? Sencillo: que vuelva a su casa tranquilo, sin la carga de ser dos sexenios el secretario de Finanzas. Así los escenarios, perdiendo gana. Ahora bien, su bajo perfil público es un elemento a favor en este momento de escándalos y en esos terrenos le saca ventaja de años luz al Cuadradito de Basoco, toda una ave de tempestades. Y ya en frío, no duden que los panistas tradicionales, los dueños de este partido, opten porque por tercera ocasión su candidato salga casi de la sociedad civil y no de su círculo. Tengamos presente que dos veces les resultó, porque a Sergio lo llevaron prácticamente de su negocio desde 1997 y a Adame lo fueron incorporando poco a poco hasta que lo convirtieron en 1998, hace apenas 13 años. Tenía dos al ser senador y ocho que llegara a gobernador, realmente poco para los políticos de partido.
Mientras, el tema es Villarreal.