Esta vez, en Morelos, Armenta (lo ayudó gente capaz, alguno de ellos, personaje reconocido localmente con nexos directos en la política nacional) hizo que en pleno proceso político electoral partidario, con una entidad convulsionada, se construyera el camino que en un principio llamamos inédito, primero, porque una maestra es la nueva secretaria general de la sección y en su comité se integran otras mentoras, y porque los trabajos de cambio en la dirigencia local siempre estuvieron plagados de conflictos; algunos de ellos dejaron huella, como aquellos que obligaron a la SEP a enviar un ex subsecretario como César Uscanga Uscanga, o aquel movimiento de 1980-82 que dio vida al Comité Central de Lucha Magisterial, que tomó la Plaza de Armas varias semanas y captó a su favor a la sociedad morelense por varias razones, la más poderosa: que tenía la razón. En esos días vimos lo que ha sido una de las manifestaciones más impresionantes, con sociedad y profesores desfilando por las calles de Cuernavaca desde El Calvario hasta el Palacio de Cortés y ya instalados en la plaza el campamento de sus compañeros. Histórico.
Compañeros que cubren la fuente afirman que el delegado Moisés Armenta tenía semanas, meses, con un perfil bajo haciendo la tarea: citar a grupos internos, conocer aspiraciones, regular condiciones que normalmente dañan la imagen del sindicato, como las decenas o centenas de comisionados. Una de las tareas con que se encuentra la nueva mesa directiva, que de más o menos 300 comisionados solamente queda un tercio, cincuenta y cinco de ellos, parte del comité electo. Es un punto que pareciera común, pero no lo es, porque año con año se metía en un lodazal del que no se salía. Hoy, es evidente la voluntad del SNTE de Juan Díaz de la Torre de mostrar el proceso de Morelos como modelo a seguir en el país. Tal como salieron las cosas, la planilla de unidad, la llegada de una mujer a la secretaría general, se tiene que dejar claro que hay avances significativos que lo diferencian del anterior proceso y de otros tantos.
Representativo por los tiempos en que se da, ya en términos electorales de ley. Lo sabemos todos: el SNTE es el más poderoso de este país. Con lo que hizo Moisés Armenta en Morelos enseña un rostro que favorecerá, sin duda, al partido que determine la profesora Elba Esther Gordillo respaldar en julio próximo. En tanto, un sector trascendente de la sociedad, el magisterial, celebró con orden y buenos resultados la renovación de un comité que, de acuerdo con datos duros, ha sido con cuando menos cinco entidades más –entre ellas Oaxaca, Guerrero, Michoacán y Estado de México-- de las que antes de sacar al comité se enfrascaban en duros combates, fraternos, donde el único ganador era el rencor. Bien trabajado el proceso. Las cuentas a Díaz de la Torre y Elba Esther son satisfactorias.
Vorágine
Sí, fue atracado Juan Manuel. Mañana o pasado comentaremos cómo vimos la contienda entre el filipino Manny Pacquiao y el mexicano de Iztapalapa pero avecindado en Cuernavaca, Juan Manuel Márquez. De los doce asaltos, Márquez ganó cuando menos siete, habrán empatado uno y el asiático se llevó cinco. Una clara decisión unánime para Márquez que en el contexto del negocio millonario de Top Rank y el Gran Pirata Bob Arum, lo único que no podían hacer los súperrateros jueces de la Comisión de Nevada –tremendos bandidazos-- era alzarle la mano al azteca que aunque a sus 38 años dio la mejor pelea de su vida ante un duro contendiente. Pacquiao despedazó a los últimos legendarios del boxeo metido en crisis desde el decaimiento de los Julio César Chávez, Óscar de la Hoya, Shane Mosley, hará unos 10-12 años.
Ganó Márquez pero el negocio es Manny. No sabemos qué tenga que ver con las dudas sobre ingredientes raros, pero este Pacquiao no era el que pulverizó en fila a De la Hoya, al boricua Miguel Cotto, al inglés Ricky Hatton, al gabacho “Sugar” Shane Mosley y desprendió la retina de Antonio Margarito. O era muy bueno el filipino, muy malos los otros –todos campeones mundiales--, o Juan Manuel Márquez es mejor que Manny o es cuestión de estilos. Lo claro es que de los 36 asaltos que han combatido Márquez-Manny, más de la mitad los ha ganado el mexicano; dejémoslo en 20-16 a favor del de Iztapalapa.
Lo que nos muestra claramente que el negocio es el negocio, es que ninguno de los estelares del sábado en el Grand Arena del MMG de Las Vegas sería rival fuerte pero sin posibilidades en peso pluma de un Salvador Sánchez, en superpluma de Julio César Chávez, en ligero del mismo Chávez que también los dominaría en el súperligero y ni qué decir de José Ángel “Mantequilla” Nápoles en Welter, que simplemente los despedazaría.
Para pronto: el boxeo mundial atraviesa una crisis que esperemos que no dure mucho. Juan Manuel Márquez es un muy buen boxeador, de los más completos del pugilismo mexicano de los últimos diez años, pero Olivares, Salvador Sánchez y Julio César Chávez son palabras mayores. Sin embargo, el sábado le robaron, y feo. ¡Bandidos!