Este 15 de mayo se celebra el día del maestro en México. Pocas profesiones son tan importantes en las sociedades de ayer y hoy. El maestro dedica su talento y esfuerzo a transmitir sus conocimientos y destrezas a sus alumnos, para que estos se incorporen provechosamente a su contexto social y laboral, y colaboren en la construcción de un mejor futuro.
El trabajo de un maestro no concluye cuando termina su licenciatura o cuando aprueba los cursos de pedagogía o didáctica, que le capacitan para impartir sus enseñanzas. Al ejercer la docencia, debe hacer la planeación didáctica, adaptarse a los alumnos y su contexto, así como realizar la evaluación y retroalimentación de sus enseñanzas.
En la educación básica, el 10% de los maestros que ejercen la labor no estudiaron para ello, de acuerdo a Mejoredu. De la misma forma, el 89% de ellos tienen un contrato formal, de acuerdo a INEGI. En cuanto a los maestros que trabajan en el nivel superior, solo el 20% estudió alguna disciplina educativa, es decir, la mayoría estudiaron otras profesiones e imparten clase, normalmente en un campo afín al que estudiaron. Solo el 14% de los docentes que hay en México se dedican a la enseñanza en educación superior (licenciatura y posgrado), la gran mayoría están en los niveles básico y medio superior.
Los datos de INEGI (2019) para los docentes de nivel superior señalan que el 91% de todos los maestros tienen un contrato, pero solo el 75% tienen base permanente, mientras que el resto son contratos temporales. Y debe destacarse que la quinta parte del total de maestros tienen la docencia como segundo empleo, es decir, realizan otras actividades para ganar el diario sustento.
Existen maestros que ante la falta de una remuneración mejor, o ante la falta de empleo que corresponda a su perfil, toman la docencia como una alternativa obligada, la cual no pensaban desempeñar. Incluso, hay algunos que “heredan” plazas como prebenda sindical, y que tampoco tienen la vocación. Creo firmemente que a la mayoría de los maestros les apasiona su labor o aprenden a quererla a lo largo de los años.
El maestro de hoy comparte conocimientos y destrezas con sus alumnos, pero además se convierte en ejemplo y referente del buen vivir. Les ayuda a construir sus propios conocimientos, a asimilar y a formar parte de la cultura de su tiempo, y a dar un uso eficiente y adecuado a las nuevas tecnologías. Fomenta el trabajo colaborativo y el espíritu analítico y crítico. Ese es el perfil del docente contemporáneo.