El fin de semana, el Estado de México celebra elecciones y según LOS NÚMEROS, el candidato del PRI, Eruviel Ávila, va a ganar. Es inalcanzable de acuerdo a los reportes que registran los medios de comunicación. El cómo, de dónde y por qué, en estos casos es de relevancia, pero en el actual ejercicio de la política nada sorprende y se pierde entre los ánimos. El más interesado que gane el PRI es el todavía gobernador Enrique Peña Nieto, que inminentemente al día siguiente estará listo para su siguiente estación que es la candidatura a la presidencia de la república. En su partido no se observa a nadie que le compita, por una razón contundente: LOS NÚMEROS.
El caso del Edomex. es claro: cuando todos anunciaban que el candidato sería el alcalde de Huixquilucan, Alfredo del Mazo Maza, incluso LOS NÚMEROS parecían no interesar ante la fuerza del gobernador Peña Nieto, primo por cierto de Alfredo, se quedó hasta con su propaganda. Sin embargo, LOS NÚMEROS fríos, los de las empresas contratadas en la medición, indicaban que era el presidente de Ecatepec, Eruviel Ávila, quien tenía ventaja. Además, se conocía que en los frentes rivales, especialmente los que buscaban la alianza PAN—PRD, apostaban a la cercanía, parentesco y relación del gobernador Peña con Del Mazo Maza y enviaron emisarios a explorar con Eruviel. Éste simplemente envió escuchas y no respondió. Esperaba “los tiempos”. LOS NÚMEROS determinaron a Peña Nieto sugerir, o como ustedes gusten, a Humberto Moreira y al PRI nacional que el de mejor perfil era Ávila. Y así fue.
En el incendio de loas e incienso, a Peña Nieto se le consideró haber realizado “una jugada maestra”, que había mantenido a su primo Del Mazo como virtual candidato y que Eruviel salía de la chistera. No sabemos hasta dónde, pero el carismático gobernador mexiquense mostró el oficio, hizo a un lado cariños y se aplicó por lo que el sentido común llamado NÚMEROS actuara. Aquí, Peña Nieto no sólo ejercía desde una posición de estadista, sino salvaguardaba sus propios intereses en la búsqueda de la presidencia de México.
Incorporado este nuevo elemento a la política mundial, el de la medición a través de los NÚMEROS que se acercan a la precisión, los políticos modernos no pueden prescindir de esta herramienta, incluso abusan de ella y hasta se confían de más. Eruviel Ávila, el casi vencedor de la justa en el Estado de México, podrá caerle hasta mal al todavía gobernador, pero es tanto lo que está en juego que Peña no se mete en riesgos. A saber cómo, cuándo y en que quedó el momento en que dijo a su pariente Alfredo del Mazo Maza que no iba a ser. Eso en el marco donde actúan los políticos—políticos es menor cuando el objetivo es mucho mayor.
Bueno, especial atención en julio del año próximo, el día de la elección federal, porque concurren comicios estatales en tres entidades gobernadas por el PAN que cuenta con la presidencia de la república en sus manos y seguramente hará lo imposible por no perderla. Estos estados son Jalisco, Guanajuato, por lo menos, gobernados según analistas por personajes de la derecha extrema, que si al interior del gobierno federal no son de la misma corriente interna que el presidente Felipe Calderón, son un grupo influyente. Entonces, los priistas responsables del análisis de los escenarios apuestan a que El Gran Elector (Peña Nieto) va a decidir no por el que más quiera, aprecie o le caiga bien, sino por quien marquen LOS NÚMEROS.
Actualmente, la cercanía con el poder no es sinónimo de la máxima posición. Tiene sus ventajas pero sin garantías. Se nota, a vista simple, que en Jalisco y Guanajuato el PAN va a agotar hasta su última flecha para entregar la plaza. Morelos no será la excepción, de ahí que sea conveniente tomar nota de cada acción donde jueguen rol aquellos que desde el PRI la están buscando. Todo esto figura en “los cuartos de guerra” de los contendientes, donde trabajan profesionales, fríos normalmente, no políticos también habitualmente, de esos cuya técnica parecen sentirlos insensibles, pero que hacen una tarea fundamental: conocer o estar cerca de la realidad a través de LOS NÚMEROS.
¿Y qué dicen LOS NÚMEROS? Bueno, depende de donde provengan. Todo indica que en el rubro general de Morelos, el que lo encabeza es Manuel Martínez Garrigós, igual que en las cifras de su partido. Por ello, por los meses que faltan para que se tomen las decisiones correspondientes (de la presidencia, de los gobiernos, senadores, diputados federales, locales, alcaldías, cabildos), el quehacer del alcalde de Cuernavaca debe ser de alta precisión, porque le colocarán “minas” a cada paso, le buscarán debilidades, querrán los que públicamente han declarado su enemistad que cometa un acto grave para acabárselo. LOS NÚMEROS indican que él es, en este momento. Y los factores que rodearán al Gran Elector Enrique Peña Nieto en su momento tienen esos datos. Ésta no es una decisión tomada, tendrá forma a finales de año y lo será a principios del 12.
En tanto, las apuestas al parentesco, a que “el joven es mal visto por Enrique”, el que “el gobernador Peña Nieto está molesto con Manuel” o “los sectores lo van a impedir”, o el “Moreira no está convencido”, son reacciones naturales a LOS NÚMEROS. Pero con el ejemplo del Estado de México, queda claro que para Enrique Peña Nieto y lo que su poder implica (coloca al presidente del PRI, toma decisiones con los gobernadores, etcétera) no influye sus sentimientos en las decisiones trascendentes. No, él va a hacer candidato a gobernador de Morelos y va a buscar que gane la elección, lo que LOS NÚMEROS indiquen. Para acabar temprano.