Sí, nos encontramos por ahí que el comité nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI) supuestamente ha instruido para que el alcalde de Cuernavaca deje de hacer declaraciones que, varias ocasiones le han generado caer en equivocaciones que diría Alejandro Lerner en su clásico “Todo a Pulmón”, “tan humanas como la contradicción”. Sí, se ha equivocado. Sí, ha dicho lo que no. Sí, que se le aplique el adjetivo que guste a Martínez Garrigós. Pero con el espejo volteado hacia los que disparan y disparan, la materia gris (no la de la inteligencia) sino la sanguinolenta y hedionda que emana de heridas mal tratadas que todos llamamos “pus”, brota, infecta y, claro sólo como un comparativo de volumen no de esencia, a la fuerza de los cristalinos, puros y admirables ojitos de Cuachichinola. (Aviso para todos los fuereños que no conocen este paraíso: pregunten en la Secretaría de Turismo).
Bueno, en el CEN del PRI áreas profesionales llevan meses revisando comportamiento no sólo de sus filas sino, con lupa, también la de los contrarios. Ellos saben lo del “Blue War Room” –pero esta columna le puso el nombre, por lo tanto existen “derechos morales”--, conocen que tienen con alfileres de grande punta, en rojo a las capitales recuperadas por el PRI en el proceso anterior, sobre todo donde las administraciones estatales son panistas: Guadalajara, Cuernavaca, Aguascalientes, San Luis Potosí y una decena más incluida la zona metropolitana de Jalisco. Saben, porque tienen elementos, que las estrategias del “Blue War Room” tiene alcances nacionales fuertes, que invierten desde diversas instituciones federales y obligan a gobiernos estatales y no es MMG el objetivo único, pero para regocijo de los simples pero medalla de los guerreros de la política: el presidente de Cuernavaca encabeza la lista de alcaldes más golpeados por el “Blue War Room” hace 12 meses. Su más cercano en la clasificación tiene un 47%. Han revisado informaciones, análisis, columnas donde “el cliente” cotidiano es MMG y se encuentran con lo que muchos sabemos: es una chamba no una tarea profesional, algo así como el contrato a sicarios, sólo que en lugar de plomo embarran de tinta y gritos. Ni más ni menos.
¿Que qué representa eso? Nada más que otro gladiador, éste norteño, con datos duros en la mano, previo al evento de su ungimiento, en privado le consultó su impresión sobre la andanada. Manuel Martínez le explicó como lo hace, claro y sin temblarle la barbilla. El ex gobernador de Coahuila lo acercó, le dio un abrazo y le dijo en el tono que sabe: “Lo sabemos cabrón, ¡los has enfrentado! Y lo comprometo. ¡No estás solo, el CEN va a responder!”. Acto seguido llamó a un cercano y le dijo: “Suban a Manuel al templete, vamos a mandarles una señal a esos cabrones”. Y, en efecto, fue el único político morelense en la escena que captó medio mundo cuando Moreira recibía la estafeta de doña Beatriz Paredes Rangel.
El presidente de Cuernavaca tiene la obligación de cuidarse, los meses anteriores han sido intensos por la tarea natural pero multiplicados con “las minas” que la estrategia desde el cuarto guerrero azul le han colocado. Son fuerzas multidisciplinarias perfectamente ubicados por los priistas del CEN, así que lo que viene en el campo electoral es inimaginable, tanto podrá transcurrir en lo que cada proceso de estos se da o una kilométrica porqueriza no alcanzará para la guerra de estiércol.