El próximo año ya dejará de trabajar porque sus hijos ya crecieron y tiene la vista cansada.

Teresa Gama trabaja como checadora de rutas de manera voluntaria y ahora -por la pandemia- también vende dulces y botellas de agua para obtener ingresos extras, porque -afirma- algunos operadores le dan 50 centavos y otros de plano no le dan ni un peso.

Dijo que sus ingresos económicos varían mucho y cuando hay manifestaciones con mucho esfuerzo reúne 100 pesos al día, porque los operadores modifican su itinerario y buscan vías alternas para llegar a su destino.

“Con la pandemia hemos batallado mucho porque la gente no sale a pasear como antes y varias rutas están paradas en la base. Por eso trabajo más horas y trato de no faltar. Además, empecé a vender dulces, cigarros y botellas de agua porque hay operadores que no nos dan ni un peso”.

Contó que desde hace 21 años se encarga de registrar el tiempo de diferencia que hay entre un operador y otro de diferentes organizaciones del transporte público, pero ha pensado en retirarse porque sus hijos ya crecieron y ella tiene la vista cansada.

“Mis hijos ya crecieron. A todos les di estudios y tres ya se casaron. El más chico vive conmigo pero ya trabaja y yo trabajo para mí. Ahorita pienso en ahorrar lo más que pueda y dentro de un año me retiro y pongo un puesto de dulces”.

La entrevistada señaló que decidió trabajar en el sector transporte porque al ser una labor voluntaria tenía la posibilidad de estar con sus hijos, llevarlos e ir por ellos a la escuela y estar en los festivales.