Graco es quizá el político más experimentado, vertebrado, mañoso a fuerza, que tenga el PRD de Morelos, pero lo repetimos: no va a ser el candidato por una razón simple: no gana. ¿Por qué no gana? Graco es inteligente y conoce cómo pensamos los morelenses; sin embargo, será un actor fundamental para abrir la posibilidad que hasta hace unos días no se le daba a la izquierda: armar cuadros competitivos llegados de donde fuera, de su propia casa, para acercarse siquiera al fenómeno de 1997 que ganó casi todo –menos Cuernavaca— o del 2006, en el que el factor López Obrador hizo triunfadores a verdaderos desconocidos.
Hoy, tras lo de Guerrero que ganaron con el priista Ángel Aguirre Rivero, pareciera que el PRD va a extender presencia hacia su vecino Morelos. Graco como senador de la república ha hecho tareas que ni en los mejores tiempos del PRI se veían: gestiones ante secretarios de Estado, directos, sin antesalas y que han tenido buena recepción por los beneficiarios. Ha trabajado, aprovechado sus habilidades, cambiado el estilo de detractor, de contestatario de los gobiernos en turno; no le quedó otra a Graco que hacer política—política, y lo domina.
Ave de Tempestades, Ramírez cambió el rostro de su práctica política de manera obligada. Todavía al entrar al Senado era el temido Graco, el que encaraba a gobernadores, secretarios y presidentes, el que aparecía en explosivas conferencias de prensa, el que “cazaba” un pleito con Jorge Carrillo Olea que topara donde ajustara. Es el Graco al que nos acostumbramos. Hoy, sus apariciones públicas sonriente, triunfante, levantando manos cual réferi de boxeo, nos lleva al escenario que siempre ha soñado: ser gobernador en algún estado del país. En Tabasco lo conocen pero no ha desarrollado su carrera política. Aquí sí, sin duda tiene derecho a la competencia, más que otros. No sólo mantuvo la estatura sino subió de nivel. Es el representante popular de mayor altura de su partido en Morelos y, por ende, el candidato natural.
Entonces: ¿por qué Graco no va a ser siquiera candidato?
Intervienen otros factores que no sabemos si persistan en la víspera de la decisión Morelos, una de éstas muy poderosa: Andrés Manuel López Obrador no lo permitiría por sus marcadas diferencias con su paisano –ambos nacidos en Tabasco— y con los Chuchos, grupo donde se integra Graco. En Guerrero no tuvo problemas Ángel Aguirre Rivero porque AMLO no lo vetó, no se metió para bien o mal. Quizá en Guerrero Andrés Manuel no tenga un proyecto cercano, pero en Morelos sí: Juan Salgado Brito, ya probado en elecciones como abanderado del PRD, de origen priista.
A Juan Salgado podríamos marcarle desaciertos pero jamás cuestionar su vertebración política. Es desde niño uno de los que siempre han estado. Su salida del PRI tiene que ser revisada, puesto que en esas fechas se fueron muchos que no se les abrió la puerta de regreso, además las condiciones “no pintaban” y estaba por ahí el fenómeno AMLO. Juan no tiene conflicto con Graco, de manera directa, pero sus resortes sí, López Obrador y los Chuchos. Así que ambos estarían en posición de sacrificio.
En tanto, para Morelos no se va a descartar la fórmula Manuel Camacho Solís; el también ex priista que a partir de su salida “del sistema” no se le puede calificar dentro de ningún partido. Más bien es obligado señalar --obviamente el PRI, el Verde, a veces el Panal— que estas instituciones se han “Camachizado”; son pragmáticas y les funciona. Qué mejores resultados que Oaxaca, Puebla, Sinaloa, donde el hartazgo de la sociedad era insoportable, pero si no entra Camacho con un emergente y su modelo, no ganan ni arrebatan al PRI los gobiernos, cada uno con un ex priista de diferente condición. El de Oaxaca, Gabino Cué con algunos años fuera; el de Puebla, Rafael Moreno Valle, reciente, y el de Sinaloa, Mario López Valdez “Malova”, todavía sin quitarse el sello de origen.
El caso de Acapulco es diferente. Gana un priista que hasta hace unos meses –un día antes de ser nominado candidato de lo que en realidad debiera llamarse Coalición Camacho los Une-- esperaba que su partido lo ungiera, pero circulan versiones que siempre exploró –vía Manuel Camacho y Graco Ramírez llegar como llegó--. Hoy es casi gobernador electo de Guerrero.
Y no perdamos de vista lo que sucedió hace días con la instalación de la oficina de gestión del Frente Morelense de Izquierda que ha integrado a gente interesante. Uno de ellos es el diputado Luis Arturo Cornejo Alatorre, hoy en Convergencia, donde hizo un trabajo excepcional en la Secretaría de Elecciones; incluso fue protagonista en la reñida derrota de Luis Walton en Acapulco hace año y medio y hoy aquél candidato es presidente de Convergencia. Tiene trato directo con Manuel Camacho Solís y Andrés Manuel lo reconoce por su tarea en las alianzas que hizo en su momento con el entonces partido dirigido por Dante Delgado. O sea que hay tela...
Mencionamos a Jorge Morales Barud, pero da para otro tema, porque luego de lo de Acapulco, quizá esté arrepentido de ir al evento del PRI y readmitirse como priista. Mañana les decimos los porqués.