Sociedad
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La ofrenda morelense

TXT Yessica Morales Vega
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El culto a los muertos en tierras morelenses tiene un fuerte arraigo y una diversidad cultural reflejada en las ofrendas de las comunidades. Una de las características que predominan es que los trastes y canastos que se utilizan deben ser nuevos.

Aquí se describirán algunas características de las ofrendas de los municipios indígenas:

 

EN EL MUNICIPIO INDÍGENA DE COATETELCO

Las ofrendas colgantes de Coatetelco forman parte de una tradición que se realiza desde la época prehispánica para recibir a los fieles difuntos.

La ofrenda se coloca sobre una cama de huacapechtle (cama hecha de carrizo) con papactla (hoja de plátano) y se cuelga con lazos de mecate lo suficientemente gruesos para soportar el peso; ya teniendo esto se ponen los alimentos y los floreros. El sahumerio se coloca en el piso, enfrente de la ofrenda, al igual que las veladoras.

Doña Delia Alemán, habitante de Coatetelco, precisa que el agua se pone en un jarro grande porque las almas llegan con sed, y se hace un camino de flor de cempasúchil junto con las ceras de huentle que se compran en Jojutla y se encienden para que encuentren el camino hacia la ofrenda y disfruten de los platillos que se les ofrendan, se pone también alguna bebida como aguardiente, mezcal o tequila (según la preferencia de los difuntos), de manera opcional se pueden ponen objetos o fotos que le gustaran a los difuntos.

 

 

 

EN EL MUNICIPIO INDÍGENA DE XOXOCOTLA

Inocente Ríos Ponciano, habitante de la comunidad de Xoxocotla, explica que para recibir a las ánimas en las casas sahúman con incienso, flores y colocan dos jarros nuevos con agua (la que se cambia diario para que beban los difuntos). En el novenario hay repique constante de campanas especialmente para los muertos.

La ofrenda se coloca en un altar de la casa o en una camilla llamada cualpextle que va sobre los horcones (camaxtle), hecha con acahual y horquetas nuevas de huamúchil y forrada con hojas de plátano.

Todo tiene espíritu y lo puesto en la ofrenda los muertos se los llevan. El copal es comida para los muertos, es comida de Dios, del sol Tonale o Tonaltsintle.

 

 

EN EL MUNICIPIO INDÍGENA DE HUEYAPAN

La tradición de Día de Muertos en Hueyapan inicia cada año con los preparativos en los meses de septiembre y octubre. Los habitantes del municipio indígena comienzan un intercambio de productos con las comunidades colindantes del estado de Puebla, costumbre que se ha mantenido a través del tiempo. Los jarros de barro, por ejemplo, se compran en San Marco Acteopan; los morrales de Ixtle se adquieren en San Bartolo, lugar donde también se efectúa un trueque de frutas y productos agrícolas por artículos de barro e ixtle; de San Antonio Alpanocan llegan a Hueyapan a vender canastos; y las comunidades de San Felipe Toctla, Calmecac e Izúcar de Matamoros también llegan a Hueyapan a vender sus productos relacionados con las celebraciones de fieles difuntos. 

El Consejo Indígena de Hueyapan refiere que a mediados del mes de octubre comienzan a elaborarse petates de hojas de milpa que se tejen con las manos cuando la hoja de la milpa está amarilla. El 28 de octubre es el día de los “Simones”, se coloca la ofrenda a los “Simoneros”, que son los fallecidos en accidentes. El día 31 se coloca la ofrenda para los niños pequeños, en ésta solo utilizan flores blancas que simbolizan la pureza de los niños y se emplean trastes pequeños y alimentos en miniatura. El día 1° de noviembre se coloca la ofrenda grande. Todas las ofrendas se instalan al mediodía.

 

 

OFRENDAS DE COMUNIDADES INDÍGENAS:

TETELCINGO, Cuautla.

La ofrenda se monta en un petate de palma en suelo firme, frente a las imágenes de algunos santos y vírgenes católicas veneradas en la localidad.

Los diferentes elementos que la conforman consisten en: jarras de agua colocadas al frente de la ofrenda, manojos de flores de cempaxúchitl, velas, morral, servilletas de tela blanca, tequila, cerveza, coca cola, calabaza, pan con formas de animales  y de figuras humanas, copal, veladoras, mole rojo y verde acompañado de pollo o guajolote, tamales hechos de masa, sal y frijol, además de la fruta como jícamas, plátanos, cacahuetes, naranjas, manzanas, también le ponen conservas de dulces con tejocote, calabaza y arroz con leche; del lado izquierdo le ponen bolsas de mandado a las señoras difuntas para que carguen sus cosas cuando se retiren, el camino con flores de cempaxúchitl es importante para que no se pierdan. Todos los utensilios que se colocan en la ofrenda deben ser nuevos, no de uso porque si no se enojan las almas que visitan a sus familiares, explica Apolinar Zapotitla Tamborero, habitante de la comunidad de Tetelcingo.

 

 

 

CUENTEPEC, Temixco.

La ofrenda de Día de Muertos en el poblado de Cuentepec, municipio de Temixco, se realiza desde la época de los aztecas hasta la actualidad, con cambios significativos, pero conservando la esencia de la espiritualidad y ritualidad.

El lingüista y profesor Humberto García Sarpina, originario de Cuentepec, nos explica que tradicionalmente en esta comunidad las ofrendas se colocan en el suelo para estar en contacto con la madre tierra, sin embargo, actualmente muchos habitantes colocan sus ofrendas sobre la mesa o en kuahtlapextle (colgada como una cama de otate). En Cuentepec, la celebración a los fieles difuntos es conocida como mehkailwitl, palabra en náhuatl que simboliza el Día de Muertos. También se utiliza la palabra techia, que hace referencia a la acción de esperar.

Los componentes de toda la ofrenda en Cuentepec deben de ser nuevos para que los difuntos perciban el aroma. Se les ofrece el mole verde de pipián con una pieza de pollo (el pollo comúnmente es de rancho) junto con sus tamales nejos y agrios (blancos), envueltos con hoja de milpa y de totomoxtle (tamales planos), que comúnmente se les conoce como tsope o tamal de piedra. También el mole rojo y sus tortillas azules, rojas y blancas que comían en vida. Se coloca agua bendita (traída del santuario de Chalma) que reanima al caminante porque es la vida y después de su largo camino del difunto calma su sed, el petate pinto o blanca en la antigüedad los envolvía para enterrarlos y en el descansan su cuerpo.

 

 

 

 

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