Sociedad
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Ceremonia de la entrega de la Denominación de Origen Arroz del Estado de Morelos

TXT Chef Lynda C. Balderas
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Es jueves 16 de Febrero del 2012.  Son casi las once de la mañana. Nos dirigimos a la exhacienda de Temixco. Disfrutamos del paisaje a través de la ventana, en mis manos una invitación, un logotipo dorado en forma ovalada con letras mayúsculas en color chocolate que dicen: ARROZ DEL ESTADO DE MORELOS, Denominación de origen.  A un lado, la imagen del territorio morelense y en su corazón una espiga de arroz.

Viene a mi mente el recuerdo de mi primer viaje a Mazatepec en octubre del 2011, un viaje inolvidable, un reencuentro con el campo tan pocas veces visitado, y donde descubrí los campos de arroz y las espigas doradas cuyo color nos indica que están listas ya para la cosecha.

Es el del arroz un mundo fascinante y qué orgullo para mí, que nací en esta tierra, que estoy por presenciar un evento histórico como lo es la entrega de la Resolución para la Declaratoria de la Denominación de Origen del Arroz del Estado de Morelos.

Esta mañana el cielo luce un hermoso color azul que ha enmarcado el paisaje, solo algunas nubes parecen cruzar sin rumbo fijo…

Llegamos a la puerta cuatro de la exhacienda de Temixco, nos registramos y caminamos hacia los jardines; una gran carpa cubre el área donde se llevará a cabo el banquete, un menú a base de arroz.

Me detengo a contemplar los centros de mesa, ¡exquisitos! flores en colores otoñales que hacen juego a la perfección con los manteles y con las pequeñas burbujas de cristal con arroz palay en su interior.

Camino por el jardín, saludamos a los amigos, algunos conocidos y acto seguido me dirijo a la cocina, un gran movimiento…  salen charolas y charolas.

Muy amables me indican que en ese momento están sirviendo los aperitivos en un área del casco de la exhacienda, donde se lleva a cabo el coctel. Mientras tanto, como decimos coloquialmente “le hecho un ojito” a las tres grandes ollas frente a mí; contienen arroz blanco, arroz verde con cilantro y arroz rojo, los colores patrios que no podían faltar en esta fiesta mexicana.

Es el arroz el ingrediente principal  para preparar la entrada de tres taquitos acorazados tamaño miniatura, de milanesa de res con rajas, de chile relleno de queso y de chicharrón en salsa verde, un trío de taquitos que han resultado ¡realmente deliciosos!

Concluida mi vista a la cocina, nos dirigimos al área del coctel, donde me dan una cálida bienvenida con una copa martinera en la que han servido una deliciosa agua de horchata tradicional, mmm… ¡verdaderamente refrescante!.

Mientras tanto platicamos con el buen Lienhard Herold, un buen amigo y puntual asistente de las conferencias “Recuperando Nuestro Patrimonio Cultural” que se llevan a cabo casi todos los miércoles en el Museo Regional Cuauhnáhuac.

Lienhard me comparte su receta de arroz con leche, en la que él utiliza arroz integral y miel de abeja o piloncillo… me ha parecido una opción muy buena que pronto pondré en práctica, ya que el arroz integral posee grandes nutrientes y es poco utilizado en casa.

El sol en el cenit, es ya medio día, nos dirigimos al área del molino de arroz de la exhacienda. El lugar se ha transformado en un auditorio con un escenario único y magistral, ya que se han aprovechado las instalaciones del molino de arroz, cuya maquinaria alguna vez estuvo en funcionamiento.

Un gran juego de luces multicolor ilumina los tres niveles ocupados por las máquinas y en los que identificamos fácilmente la “descascaradora”, y la mesa “paddy” hecha completamente de madera.

El acto formal se ha desarrollado según el protocolo, me han conmovido las palabras del doctor José Rodrigo Roque Díaz, director general del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) quién con un granito de arroz en su mano derecha inicia su ponencia planteando la interrogante: ¿Qué hay detrás de este pequeñísimo grano de arroz?... hay tradición, cultura y sobre todo una identidad nacional… el mismo responde.

El Lic. Bruno Ferrari García de Alba, secretario de Economía, nos ha hecho sonreír cuando al hacer referencia a los platillos de arroz en el mundo declara con orgullo que no hay platillo más rico que el mexicanísimo arroz rojo con chicharos que disfrutamos en casa. Una verdad, muy cierta…

El acto finaliza con las palabras del sr. gobernador el doctor Marco Antonio Adame, quién lleno de orgullo nos dice: “Nuestro arroz tiene valor por sí mismo pero desde hoy tiene nombre y apellido”…

Con una sonrisa en el rostro y un gran orgullo en el corazón nos dirigimos a disfrutar del banquete. Compartimos la mesa con el doctor en arqueología y arquitecto Juan Antonio Siller Camacho, a quien agradezco profundamente la invitación a participar de este histórico evento.

Ha sido el arquitecto Siller quién ha contribuido junto con otros profesionales en la materia en la preparación del expediente para solicitar la Denominación de Origen, ya que además de las cualidades del arroz que se encuentran grabadas dentro de su información genética, y que lo distinguen a simple vista, como el tamaño grande del grano y esa particular pancita blanca única en el cereal que se cultiva en estas tierras, era además importante hacer notar otros aspectos que influyen de manera decisiva en la obtención de la Denominación de Origen de un producto, como lo es el aspecto cultural, que nos habla de la tradición e identidad que el arroz ha generado en el Estado de Morelos. La importancia de preservar las construcciones arquitectónicas como los molinos de arroz, ya que de los que existieron hoy en día solo se conservan cuatro en funcionamiento. La obra artística del maestro Don Jorge Cázares Campos, quien ha pintado los paisajes morelenses del cultivo del arroz, lugares que con el tiempo van desapareciendo poco a poco frente al crecimiento de la mancha urbana. Los cantos y música que el arroz ha inspirado. La existencia del pajarero, un personaje cuyo oficio consiste en hacer sonar su látigo para ahuyentar a los pájaros y proteger así los cultivos. Las artesanías que los pajareros del municipio de Cuautla tejen utilizando las espigas del arroz mientras están verdes y flexibles. Además, claro está, el aspecto culinario, ya que en todas las casas morelenses se preparan platillos diversos con recetas de familia en las que se incluye este nutritivo cereal.

Disfrutamos del banquete… como entrada, llega a la mesa un pastel de arroz con calabacita y papa coronado con una ramita del aromático romero.

El doctor Juan Antonio sonríe al ver el romero y lo guarda discretamente, ya que le gusta su aroma.

La charla, de lo más agradable, nos acompaña en la mesa, el cronista de Cuernavaca Valentín López González Aranda y la señora Ana María Oliveros Gómez, heredera y custodia de la medalla al “Mejor Arroz del Mundo”.

El calor de la primavera se hace sentir y nos rellenan en contadas ocasiones los vasitos de agua de horchata. Llegan a la mesa una crema de arroz y queso como segundo tiempo, y como tercer tiempo, bolitas de arroz crocante con lomo en salsa de achiote.

Finalmente junto con la brisa de la tarde y la entrega de reconocimientos por parte del  secretario de Sedagro Sergio Tovar, llega la hora del postre: dos opciones, una tarta del tradicional arroz con leche y una torre de hojaldre y arroz avainillado con frutos secos. Un excelente cierre en esta ópera de sabores arroceros.

Es hora de partir, ha sido un día que quedará en la historia, el día que el arroz del estado de Morelos fue finalmente reconocido como único en el mundo y nos corresponde a nosotros los morelenses recordarle a todos que al igual que fue reconocido en el año de 1900, hoy sigue siendo ¡El Mejor Arroz del Mundo!.

 

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