Tras la polémica por la irrupción de elementos de la PIC en un restaurante en la avenida Palmira de Cuernavaca, donde fue retenido el magistrado y su familia, junto con un número no determinado de comensales, Rizo Muñoz reconoció que fue una equivocación que estuvo motivada por una llamada anónima en la que se denunciaba que en ese lugar había un “peligroso delincuente” con un grupo de hombres armados.
Lamentó las circunstancias en que ocurrió el acontecimiento (en el que la Policía confundió al funcionario electoral con un criminal) e insistió en que el fallido operativo obedeció a la atención inmediata de una denuncia anónima.
“En ese tipo de denuncias ciudadanas que se generan no podemos actuar de otra manera, la actuación debe ser inmediata; no podemos llegar de otra forma ante la peligrosidad de la gente”, dijo e insistió en que “ante el señalamiento de que hay una persona de esta naturaleza, bueno, lo que espera la sociedad, lo que espera el denunciante, lo que espera la sociedad es que se atienda; no sé qué diría si se hubiera dejado de atender”.
Rizo Muñoz –quien intentó evadir a empellones a varios reporteros y reporteras de los cuestionamientos sobre el suceso del fin de semana, que en las redes sociales ha sido calificado como acción bochornosa de la fiscalía– afirmó desconocer si la supuesta denuncia anónima tuvo como objetivo perjudicar al magistrado electoral o alguna otra intención.
Insistió en que al recibir la denuncia anónima, la única “preocupación de ese momento de su servidor fue ésa, el señalamiento que se estaba recibiendo y la prioridad fue atenderlo”.