Estaba un joven bien plantado en la tribuna, aludiendo al diputado Fernando Belaunzarán del Partido de la Revolución Democrática, en relación a la legalización de la mariguana. Se trata de Juan Pablo Adame Alemán, que tiene parecido físico a sus padres, como mitad y mitad y nos pareció un hombre de ideas y serio. En su alocución sacó de la mano derecha un bote con thiner o activo o inhalable --que fue el término usado por los dos legisladores-- y de la mano izquierda una “mona” que es un manojo de estopa. “Se le llama “mona” a la composición de los dos productos, con el líquido aprisionado en la estopa, que inhalan por doquier, es la droga más utilizable y, digamos, con ninguna pena jurídica por tratarse de una herramienta de trabajo de mucha gente en terrenos industriales y oficios como la zapatería y la pintura--.
Para los que hemos vivido cerca de esa actividad, barrios, mercados, es una droga más peligrosa que la mariguana y la cocaína juntas. Sobre ello hablaba, más o menos el diputado Juan Pablo Adame. Exhibió que el bote del inhalante le costó en una ferretería de una esquina cercana, la cantidad de 15 pesos y la estopa, dos pesos. Lo venden a cualquier persona, sexo o edad. “Con 17 pesos nuestra juventud se hace mucho daño y se destruye”. No tuvimos oportunidad de conocer detalles sobre la presentación de una iniciativa o reformas a la ley al respecto, pero si cualquier empresa hace una encuesta en estratos debajo de la clase media –que debe representar sin duda más del 50 por ciento de la población del país--, esa práctica de drogarse es la más común y casi legal.
Por ello, lo que hace el morelense emanado de las filas del Partido Acción Nacional tiene una relevancia mayor que muchos otros actos de sus homólogos que van más al protagonismo. Lo que mencionó en la tribuna legislativa es algo tan común en las calles del país que la gente lo ve igual de normal que una persona que va tambaleándose saliendo de un bar, antro o pulquería. Pero no es así, este tipo de compuestos industriales dañan directamente las neuronas y provocan junto con la triste adicción, severas secuelas neuronales. El que escribe no se atreve a dar diagnostico que solo los médicos y especialistas, pero hemos conversado a lo largo de varias décadas con personas que han vivido estas negras experiencias de ceder ante el embate de las drogas industriales, de los inhalantes. Si, es algo durísimo que para vencerlo o bajar sus índices, se requiere de mucha voluntad de la autoridad que entienda que quien consume esas cosas, sufre de una enfermedad, tiene una adicción y no es delincuente.
Porque lo hemos visto al pasar de los años, los jovencitos –normalmente así inician y tienen una vida corta—hacen tareas en mandados o lavando carros, para juntar los 17 pesos que bien dice Adame Alemán. Ya con ello, adiós hambre y buscan el rincón más cómodo en medio de la incomodidad, público siempre, para irse un buen rato de la realidad y después regresar, hacer otra faena o hasta una actividad delictiva, para completar los otros 17 pesos. Como se entiende, no es un tema cualquiera, se trata de eventos que a cada momento y en cualquier rincón del país, se viven y lo presencian niños, jóvenes y adultos y estigmatizan al enfermo –o como le llaman comúnmente, vicioso--.
Hace muchos años, más de 30, en espacios periodísticos dimos cuenta de este problema, ya lo era grave, incluso nos metimos durante dos días en un cuarto abandonado con un grupo de muchachos que vivían para drogarse con inhalantes y se hizo un reportaje crudo para esos días. Cada uno de ellos se murió en los siguientes ocho años. Eran días que al que escribe le servían en su tarea profesional y personal, luego de una lucha con otro tipo de adicción que también mata, como es el alcohol. En ese contexto, denunciamos los puntos de venta, por ejemplo, en el mercado “Adolfo López Mateos” y el centro de la ciudad. Legalmente no se podía hacer nada, tenían que poner un gendarme en cada negocio de la rama, ya tlapalería o huarachería para el famoso cemento cinco mil.
Esos elementos los utilizan los zapateros, huaracheros, plomeros, carpinteros, gente de bien que lleva de comer a sus familias. Son fáciles de adquirir incluso en tiendas de autoservicio. ¿Qué hacer? El diputado perredista Belaunzurán luego que cortésmente agradeció a Adame la mención, le dijo que estaba puesto para “el próximo jueves” y debatir el tema. Juan Pablo solo dijo, “aquí nos vemos, señor diputado” y bajó de la tribuna llevando en las manos dos productos que cualquiera compra en 17 pesos y provocan la muerte: inhalante y estopa. Luego les comentamos que pasó el jueves.
Correo literal de Victor Ariel Bárcenas Delgado
Ciudadano periodista Jaramillo Frikas: La descripción que usted escribe sobre el hacer y deshacer del gobernador Bejarano, no me permite entender el porqué, - después de este indignante agredirle y ofenderle -, usted considera que Lauro Ortega fue el "mejor gobernador" que ha existido en Morelos. Usted exhibe y señala - justificadamente, que ni qué -, la desmesura y la prepotencia que es tan propia de quienes - chico, mediano, grande o extragrande - ejercen algún poder y, entonces, me parece que vale preguntarle: ¿y la agresión que el maldito masoncete … de Lauro Ortega impuso en mi contra, no le parece también condenable ?
Fraternamente
Víctor Ariel Bárcenas Delgado.