Grupos del crimen organizado en México, como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Sinaloa, han intensificado el reclutamiento de exmilitares extranjeros de élite para entrenar a sus sicarios y mejorar su capacidad de combate, alertan especialistas en seguridad.
La reciente detención de dos exmilitares colombianos durante una operación en Michoacán contra una célula del CJNG confirma esta tendencia. Se trata de una estrategia que los cárteles vienen aplicando desde hace casi dos décadas y que ha cobrado fuerza en los últimos seis años. Según una revisión realizada por EL UNIVERSAL, los cárteles han incorporado exmilitares provenientes de Colombia, Guatemala, Ucrania, Israel, Holanda y Rusia. Estos elementos aportan conocimientos en manejo de armas, tácticas de combate, uso de explosivos y entrenamiento en operaciones especiales.
“El crimen organizado busca experiencia táctica y acceso a armamento avanzado. Estos perfiles les permiten mantenerse competitivos frente a otros cárteles y a las fuerzas del Estado”,
explicó Armando Rodríguez Luna, del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia.
Luis Leal, politólogo de la Universidad de Copenhague, afirmó que estos entrenamientos incluyen desde el uso de drones hasta la fabricación de minas y artefactos explosivos caseros, lo que aumenta la letalidad de los grupos delictivos.
Los Kaibiles guatemaltecos, antiguos miembros de élite del Ejército de Guatemala, fueron de los primeros en ser reclutados. Desde 2005, hay registros de pagos de hasta 5 mil dólares por entrenamiento a sicarios, especialmente por parte de Los Zetas.
Los expertos coinciden en que esta profesionalización de la violencia responde a la necesidad de los cárteles de dominar territorios, enfrentar a rivales y desafiar al Estado. Casos como la explosión de una mina que mató a ocho soldados en Michoacán, muestran que los grupos criminales están en constante competencia por ser más destructivos. Además, se reporta que en algunas regiones, como Buenavista, Michoacán, operan hasta 300 agentes extranjeros comandando actividades delictivas. También se ha documentado que el Cártel de Sinaloa da prioridad al entrenamiento en precisión e inteligencia, mientras que el CJNG se enfoca en explosivos y armamento pesado.
El uso de estos perfiles permite operar armas como rifles Barrett de alto calibre, que requieren condiciones físicas específicas, o bien el uso de vehículos modificados para portar ese tipo de arsenal.
Para los especialistas, el reclutamiento de exmilitares internacionales demuestra no solo el alto poder económico de los cárteles, sino también su sofisticación operativa y el peligro creciente que representan para la seguridad del país.